Pues parece ser, que según ciertos datos estadísticos, España gasta una cantidad bastante elevada en plantas medicinales para tratar problemas de insomnio o estreñimiento. Plantas como la valeriana o el plántago, por ejemplo. Pero haciendo referencia al interés creciente en las empresas farmaceúticas, en exclusividad. En estos datos, recogidos a groso modo, y sin ninguna relevancia en tantos por cientos según mi parecer, se adultera como siempre la realidad y se vuelve a machacar sin base y con miradas puramente económicas a un sector como es el “gremio de herbolarios”, bien pisoteado ya por las altas esferas y cúpulas lucrativas del entorno mundial, que muestra su territorio día a día, y se tiene que ganar el respeto bocado a bocado.
Esta ciencia no es de dos días, ni de dos siglos, ni carece de estudios, ni de pruebas, ni de registros sanitarios, ni de estudios que demuestren su eficacia. Pero si se quiere mayor información escrita en el tarrito de valeriana, o de alcachofa, sean sus excelencias, los amos del círculo, los mismos que lo prohiben por intereses monetarios, capaces de aclarar sus dudas, de dejar respirar esta península con legislaciones europeas abiertas, y no, ser europeos para unas cosas, y para otras no, según importe. Y además hay que oír a ciertos catedráticos, profesores, presidentes de no sé cuantas instituciones o ingenuos del gigante gris, desvirtuar sin conocimientos, y mofándose consciente o inconscientemente de grandes eruditos del mundo de las plantas medicinales y de grandes profesionales de la fitoterapia, con sus comentarios sobre, esto a la farmacia y esto a los herbolarios.
Dejen de mirar la salud como la gallina de los huevos de oro.
Hoy hablamos de... la gran botica
No podemos obviar los males que azotan nuestro mundo, en este caso las enfermedades.
Para cada mal existe una plantita a lo largo y ancho del planeta, cortesía del maestro del universo. Se calcula en unas 260.000 especies de plantas reconocidas actualmente, y sólo el 10% se pueden considerar medicinales, es decir, se encuentran recogidas en los tratados médicos de fitoterapia moderna y de épocas pasadas.
Alucinógenos en estado puro que a su lado una pastilla de éxtasis parecería una aspirina.
Nos alarmamos en la mayoría de los casos cuando oímos la palabra droga, sin saber que el término droga es aplicable a cualquier parte de la planta utilizada como medicamento. El hombre ha utilizado drogas desde siempre. El meollo del asunto es saber utilizarlas, si existen, es por algo. Hay plantas que si se toman en exceso pueden matar, pero si se dosifican correctamente curan enfermedades. Todo está en saber utilizarlas.
Una cuchilla puede ser un arma letal, pero si se utiliza bien puede servir al carpintero para realizar grandes trabajos. Países como Egipto, Asiria, Babilonia, tienen conocimientos en el uso de plantas desde el año 1300 a.c. y más atrás. Griegos, fenicios, romanos, son muchas las culturas que las han utilizado. Grandes como Aristóteles, Hipócrates, Avicena, Teofrasto de Erasio, Columela, que era gaditano, Plinio el viejo, etc... Nos dejaron una herencia viva sobre las plantas en sus numerosos trabajos.
Aprendiendo a comer
Ya hemos comentado anteriormente algunos principios sobre la alimentación sana, pero me gustaría resaltar ciertos aspectos importantes.
Si en nuestro laboratorio casero que es la cocina, supiéramos elaborar bien nuestros futuros nutrientes, ganaríamos mucho en nuestra salud.
Por ejemplo, antes de comer sería conveniente ingerir siempre alimentos crudos, ¿de qué forma? Pues la forma más sencilla en este caso sería con una buena ensalada y entremedio de la comida algún que otro alimento crudo. Esta técnica alimenticia tan simple nos impedirá en lo posible la clásica leucocitosis digestiva. Un aumento de los leucocitos en sangre que producen los alimentos cocidos y otros sistemas de transformación de alimentos.
No cuesta trabajo formarnos un poco como cocineros sanos y reeducarnos en la mesa, eso es todo. No creo que cueste tanto, sólo querer y hacerlo.
Para no extendernos en las reglas fundamentales del arte culinario, citaré las más importantes, que son todas, pero de forma resumida, aunque eso será la semana que viene.
Consejo verde 1: ¿Nuestro bebé padece de dermatitis y queremos aliviarla? Batimos unas claras de huevo y el resultado obtenido lo aplicamos en forma de emplasto en la zona o zonas afectados.
Consejo verde 2: ¿Queremos mejorar la hipertensión y reducir el colesterol? Muy importante que no nos falte arroz integral en la despensa y consumirlo mínimo tres veces por semana. Este ritual continuo ayudará a descender los niveles de colesterol y mejorar la hipertensión.
Desde la montaña
¿Fe?, algunos se preguntaran que es eso, para que sirve o simplemente pasaran del tema.
Pues bien, aunque para algunos resulte insulso o caduco, es todo lo contrario. Necesitamos la fe, creer, saber que siempre hay alguien que vela por nosotros. ¿Existe truco en esto?, en absoluto. El secreto consiste en entregarse al 100% a la hora de hacer algo.
Es como lanzarse al vacío sin paracaídas pero sabiendo que no te vas a hacer daño.
Hay personas que se vuelven ariscas, reacias, incrédulas sobre este tema. Son personas que están perdiendo su verdadero rumbo, (y esto no es publicidad religiosa) es más profundo y sencillo, real.
La verdadera fe nos aporta seguridad en nosotros mismos y eso a su vez proporciona salud psíquica y a la vez física como hemos comentado varias veces en otras páginas. Por muy mal que nos vengan las cosas nunca debemos dejar de creer, siempre hay un propósito en todo. Hasta en la más honda oscuridad puede surgir luz.
La fe es confianza, ver sin percibir, es plenitud, salud para nuestras almas en cantidades infinitas.
Esta ciencia no es de dos días, ni de dos siglos, ni carece de estudios, ni de pruebas, ni de registros sanitarios, ni de estudios que demuestren su eficacia. Pero si se quiere mayor información escrita en el tarrito de valeriana, o de alcachofa, sean sus excelencias, los amos del círculo, los mismos que lo prohiben por intereses monetarios, capaces de aclarar sus dudas, de dejar respirar esta península con legislaciones europeas abiertas, y no, ser europeos para unas cosas, y para otras no, según importe. Y además hay que oír a ciertos catedráticos, profesores, presidentes de no sé cuantas instituciones o ingenuos del gigante gris, desvirtuar sin conocimientos, y mofándose consciente o inconscientemente de grandes eruditos del mundo de las plantas medicinales y de grandes profesionales de la fitoterapia, con sus comentarios sobre, esto a la farmacia y esto a los herbolarios.
Dejen de mirar la salud como la gallina de los huevos de oro.
Hoy hablamos de... la gran botica
No podemos obviar los males que azotan nuestro mundo, en este caso las enfermedades.
Para cada mal existe una plantita a lo largo y ancho del planeta, cortesía del maestro del universo. Se calcula en unas 260.000 especies de plantas reconocidas actualmente, y sólo el 10% se pueden considerar medicinales, es decir, se encuentran recogidas en los tratados médicos de fitoterapia moderna y de épocas pasadas.
Alucinógenos en estado puro que a su lado una pastilla de éxtasis parecería una aspirina.
Nos alarmamos en la mayoría de los casos cuando oímos la palabra droga, sin saber que el término droga es aplicable a cualquier parte de la planta utilizada como medicamento. El hombre ha utilizado drogas desde siempre. El meollo del asunto es saber utilizarlas, si existen, es por algo. Hay plantas que si se toman en exceso pueden matar, pero si se dosifican correctamente curan enfermedades. Todo está en saber utilizarlas.
Una cuchilla puede ser un arma letal, pero si se utiliza bien puede servir al carpintero para realizar grandes trabajos. Países como Egipto, Asiria, Babilonia, tienen conocimientos en el uso de plantas desde el año 1300 a.c. y más atrás. Griegos, fenicios, romanos, son muchas las culturas que las han utilizado. Grandes como Aristóteles, Hipócrates, Avicena, Teofrasto de Erasio, Columela, que era gaditano, Plinio el viejo, etc... Nos dejaron una herencia viva sobre las plantas en sus numerosos trabajos.
Aprendiendo a comer
Ya hemos comentado anteriormente algunos principios sobre la alimentación sana, pero me gustaría resaltar ciertos aspectos importantes.
Si en nuestro laboratorio casero que es la cocina, supiéramos elaborar bien nuestros futuros nutrientes, ganaríamos mucho en nuestra salud.
Por ejemplo, antes de comer sería conveniente ingerir siempre alimentos crudos, ¿de qué forma? Pues la forma más sencilla en este caso sería con una buena ensalada y entremedio de la comida algún que otro alimento crudo. Esta técnica alimenticia tan simple nos impedirá en lo posible la clásica leucocitosis digestiva. Un aumento de los leucocitos en sangre que producen los alimentos cocidos y otros sistemas de transformación de alimentos.
No cuesta trabajo formarnos un poco como cocineros sanos y reeducarnos en la mesa, eso es todo. No creo que cueste tanto, sólo querer y hacerlo.
Para no extendernos en las reglas fundamentales del arte culinario, citaré las más importantes, que son todas, pero de forma resumida, aunque eso será la semana que viene.
Consejo verde 1: ¿Nuestro bebé padece de dermatitis y queremos aliviarla? Batimos unas claras de huevo y el resultado obtenido lo aplicamos en forma de emplasto en la zona o zonas afectados.
Consejo verde 2: ¿Queremos mejorar la hipertensión y reducir el colesterol? Muy importante que no nos falte arroz integral en la despensa y consumirlo mínimo tres veces por semana. Este ritual continuo ayudará a descender los niveles de colesterol y mejorar la hipertensión.
Desde la montaña
¿Fe?, algunos se preguntaran que es eso, para que sirve o simplemente pasaran del tema.
Pues bien, aunque para algunos resulte insulso o caduco, es todo lo contrario. Necesitamos la fe, creer, saber que siempre hay alguien que vela por nosotros. ¿Existe truco en esto?, en absoluto. El secreto consiste en entregarse al 100% a la hora de hacer algo.
Es como lanzarse al vacío sin paracaídas pero sabiendo que no te vas a hacer daño.
Hay personas que se vuelven ariscas, reacias, incrédulas sobre este tema. Son personas que están perdiendo su verdadero rumbo, (y esto no es publicidad religiosa) es más profundo y sencillo, real.
La verdadera fe nos aporta seguridad en nosotros mismos y eso a su vez proporciona salud psíquica y a la vez física como hemos comentado varias veces en otras páginas. Por muy mal que nos vengan las cosas nunca debemos dejar de creer, siempre hay un propósito en todo. Hasta en la más honda oscuridad puede surgir luz.
La fe es confianza, ver sin percibir, es plenitud, salud para nuestras almas en cantidades infinitas.
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