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Sábado 20/04/2024  

Cartas a Nacho

Renacimiento

El calor lo abrasará todo y todo se dejará para fechas más benignas...

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Aunque aún faltan algunos días para que comience oficialmente el verano, no hay dudas de que el verano ya llegó. Siempre se suele adelantar y lo hace coincidiendo con la fiesta de los sevillanos cabales, la del Corpus Christi. La que celebraremos el próximo jueves. Es la fiesta del Renacimiento y así la seguimos manteniendo.

Originada en la Baja Edad Media y situada sesenta días después de la Pascua de Resurrección, la ciudad la hizo suya y la adaptó a sus gustos. Hoy es Fiesta Mayor. Es cuando para los sevillanos empieza realmente el verano. Es cuando definitivamente la ciudad se abandona y reconoce la victoria del Sol. No se puede luchar contra el calor. Esopo tenía razón.

En el Levante y en general en todo el Mediterráneo, que también adoran al Sol, organizan por el día de San Juan hogueras purificadoras que limpian el espíritu. Nosotros somos algo más sutiles y no dejamos ver las llamas, pero sí sus efectos. Nuestro fuego va por dentro. Los efectos son los mismos. Reciente aún el recuerdo del frío, es en estas fechas cuando aún no maldecimos el calor, cuando más sufrimos sus consecuencias y, aunque esperado, no deja de cogernos desprevenidos y preferimos, ya desamparados, empezar a descuidarnos y entrar en una duermevela que dejará sombras huérfanas en nuestras calles. Árboles que no comprenderán su sinsentido. Lejanos susurros de agua que engañaran al viajero, pensando éste que es un líquido fresco.

El calor lo abrasará todo y todo se dejará para fechas más benignas. Esta despreocupación por lo urgente nos hará volvernos a nuestro interior y empezar a interesarnos por lo importante. Por nosotros mismos. Tiempo para el disfrute. Tiempo para la lectura, para el deporte. Tiempo para interminables tertulias con los amigos. Tiempo para los hijos. Tiempo para vivir.

Y aunque desde hace unos días lo sabemos, será desde el próximo jueves cuando seamos conscientes de ello. Muy temprano, con la fresca, serán unos niños los que nos  vayan preparando, para que cuando le rindamos pleitesía al Cuerpo de Cristo, cuando el Sol brille y lance sus dardos, nos retiremos y comprendamos la importancia de vivir.

El bucle de la procesión del Corpus, donde muere por una puerta al mismo tiempo que empieza a vivir por la otra, es una clara materialización de nuestra propia existencia. Llega “la calor” y nuestra retirada no es más que un paso atrás para tomar impulso ante el nuevo curso. Las vísperas de las expectativas. La calma que precede a la tormenta. Y faltan sólo cuatro días.

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