La viuda ha explicado a Efe que ambos partieron el 15 de julio en avión desde Málaga a Copenhague, vía Madrid, y en la capital danesa embarcaron en el crucero que iba a recorrer el Báltico durante diez días.
Su marido se encontraba “en perfecto estado de salud” durante los dos primeros días y al tercero empezó a sentir escalofríos, fiebre y síntomas de un resfriado.
Por ello, acudió en dos ocasiones, el 20 y el 21 de julio, al centro médico del barco, donde le diagnosticaron una sinusitis y le recetaron paracetamol y antibióticos.
Antes de producirse la muerte, la madrugada del 22 al 23 de julio, Felipe Pérez “respiraba con dificultad”, según su viuda, que ha lamentado la tardanza en la repatriación del cuerpo, que se retrasó durante trece días, hasta principios de agosto, aunque ha agradecido la ayuda ofrecida por el cónsul en Oslo, donde hizo el barco su primera escala tras el fallecimiento.
También ha asegurado que no tiene “ningún documento oficial” que señale la gripe A como causa de la muerte, y sólo cuenta con una “traducción no oficial, sin sello ni membrete” de las autoridades noruegas que apunta a la citada enfermedad.
Felipe Pérez, que era pre-diabético, aunque no insulinodependiente, por lo que hacía una vida completamente normal, según su viuda, era el director de un campo de golf en la localidad malagueña de Mijas, donde residía.
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, por su parte aseguró ayer que este fallecimiento no se contabiliza como la muerte número once por la pandemia en España “porque murió en aguas internacionales y fue contabilizado por Noruega, que lo ha notificado ya a la OMS”.
“España cuenta los casos de muerte por gripe A de pacientes atendidos en el Sistema Nacional de Salud (SNS), con independencia de su nacionalidad”, añadió Trinidad Jiménez.