La afabilidad, la bondad y el caracter social de Fernando Terry fueron causas suficientes para que El Puerto se volcara y acudiera en masa a despedir a este portuense, que pasó los últimos momentos de su vida ingresado en una clínica barcelonesa aquejado de la enfermedad (un proceso cancerígeno) que finalmente hizo que perdiera la vida a sus 74 años.
Tras la misa, que fue oficiada a las 11.00 horas, los familiares y personas más allegadas se trasladaron al cementerio para ya sí dar el último adiós a Fernando Terry, quien destaca entre la sociedad portuense por conseguir las mejoras salariales de los empleados de su bodega antes de que los pidieran. Por si fuera poco, fue un ejemplo de bondad pero tambien de caridad y de darlo todo por el prójimo.