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Arcos

El doctor Camps aplica su mejor pócima para sanar al Arcos

El cañonero menorquino se reivindica con tres dianas marca de la casa. El Arcos abandona la cola y gana autoestima de cara a Lepe

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  • El Arcos se llevó los tres puntos en litigio. -

ARCOS C.F.                    4
C.D. GUADALCACÍN      1

Arcos: Montiel, Gabi (Morales, 71’), Oca, Casillas, Juan Gómez, Manzano, Melo (David Camps, 58’), Sergio Rodríguez (Zúñiga, 53’), Maqui, Alberto Legupín y Antonio Sánchez.

Guadalcacín: Lebrón, Pablo (Juanjo, 80’), Diego Galiano, Rosales, Álvaro, Luis Castillo, Rodri (Marín, 86’), Rosillo (Piñero, 71’), Adri, Juanan y Canty.

Goles: 0-1 Rosillo (23’). 1-1 David Camps (65’). 2-1 David Camps (79’). 3-1 Alberto Legupín (92’). 4-1 David Camps (94’).

Árbitro: José Manuel Viñolo Payán (Sevilla). Mostró cartulinas amarillas a Juan Gómez, Oca, Zúñiga y Montiel, por los locales; y a Álvaro, en el bando visitante.
Incidencias: Cuarta jornada. Unos 400 espectadores. Se guardo un minuto de silencio en memoria de Francisco Javier Alonso Piñar, expresidente del Arcos, y de Alfonso Capote, gran seguidor del club.

Decíamos la pasada semana que el Arcos estaba un poco enfermo pero que iba mejorando levemente de la mano del joven técnico local Elio Delgado, que aplicó sus métodos en Los Barrios impidiendo que la sangría acabase con un Arcos que había iniciado la competición de la peor manera posible, perdiendo en Alcalá y en casa frente al Espeleño, en donde se rozó el desastre. Elio Delgado rehízo al equipo introduciendo una serie de soluciones, entre ellas, el regreso al sistema de juego tradicional y la corrección de algunas posiciones en el equipo que aportaron más solidez y eficacia. Aunque era demasiado pronto para cambiarlo todo a mejor, su idea fue calando y tomó cuerpo definitivamente con la visita del Guadalcacín, que había comenzado la liga como un tiro situándose en cuarta posición de la tabla, mientras que los blancos languidecían en lo más bajo del grupo. Ver para creer.

Las cosas empezaron a dar un giro de 180 grados en la tarde de ayer. Con el ubriqueño Gabi el lateral derecho, Juan Gómez retrasando su posición al flanco siniestro de la zaga, Manzano y Melo en el doble pivote y con Alberto Legupín por Juan Gómez en el costado izquierdo del ataque arcense el Arcos volvió a recuperar sus constantes vitales y el aire de conjunto ganador que ofreció la temporada pasada con José Herrera en el banquillo. Los blancos movían la pelota con rapidez y el balón circulaba alegremente de un lado a otro mareando a un ‘Guada’ que se aplicaba con disciplina en labores defensivas dejando sus opciones de gol a cualquier escarceo de sus hombres más adelantados, Rosillo, Juanan, Adri o Canty, una apuesta que le salió perfecta y que le permitió irse al descanso con ventaja en el marcador gracias al tanto de Rosillo en el minuto 23 a centro del habilidoso Adri. Parecía increíble que volviese a repetirse la misma película que vimos en el mismo escenario 15 días antes contra el Espeleño: un Arcos intentándolo de todas las maneras posibles pero sin acierto y/o fortuna de cara al gol y dejándose sorprender a la contra para caer derrotado. El guion era calcado, pero aún quedaba mucha función por ofrecerse y todo podía cambiar.

Y todo cambió cuando a Elio Delgado se le encendió la lámpara dando entrada al ‘capi’ Zúñiga por Sergio Rodríguez en el minuto 53 –voluntarioso pero sin suerte- y a David Camps por un impreciso Melo en el 58. El Arcos empezó a oxigenarse en la zona ancha con Zúñiga al mando de las operaciones -que veía espacios donde antes no existían-, y a ver definitivamente la luz con el doctor Camps interpretando a las mil maravillas la suerte suprema del fútbol: Su Majestad El Gol. El tanto del empate no tardó en llegar. Camps solo llevaba siete minutos en el campo cuando ya la había enchufado en su primera clase magistral dentro del área, revolviéndose en un palmo de terreno y pegándole abajo al palo corto de Lebrón. Inapelable. En el 79, un preciso centro de Juan Gómez desde la banda lo conecta el doctor Camps con un testarazo imparable al mismo palo del portero, el mejor de los tres de su cuenta particular justificando con creces su fichaje estelar por el Arcos, completamente justificado con su jugadón desde el córner en el minuto 92 habilitando a Alberto Legupín, que encontró el camino expedito para batir a Lebrón con la derecha en una jugada espectacular de los dos atacantes arcenses que puso patas arriba la gradona del Barbadillo, rendida totalmente al juego del balear y a sus ganas de reavivar a un conjunto mortecino. El último de los goles llegaba en el 94 precedido de un saque de esquina a cargo de Zúñiga a la corta que peinaba Juan Gómez lanzándose en plancha para ponerle de nuevo en bandeja el balón al Dr. Camps, que fusiló a quemarropa a Lebrón y asunto liquidado. Como dice Ramón Gamaza, “el fútbol son goles”. No hay verdad más grande.

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