En multitud de ocasiones actuar con serenidad puede ayudarnos a tomar mejores decisiones, y la atención inmediata de una persona que sufre una crisis epiléptica es una de ellas. La convulsión generalizada o ‘ataque epiléptico’, es quizás la forma más conocida y representativa de las crisis epilépticas, y, por ello, nos vamos a centrar en este tipo, ya que por su potencial gravedad y necesidad de atención urgente pueden beneficiarse de que nuestra ayuda sea la adecuada. Sobre su origen sabemos que se produce por una alteración que genera una actividad eléctrica anómala en la corteza cerebral. De forma habitual, los pacientes presentan pérdida de conciencia, movimientos de sacudidas bruscas del tronco y extremidades, y lo que denominamos estado postcrítico, periodo en el que se encuentran muy confusos durante los minutos posteriores a recobrar “el sentido”. Es frecuente la mordedura del borde lateral de la lengua y la pérdida del control de los esfínteres durante el evento clínico.
Y qué debe hacer si la presencia?: 1) Mantén la calma y permanece con la persona. 2) No intente moverlo, o solo hágalo si está en un lugar que pueda generar una situación peligrosa para su integridad. 3) Protéjalo de lesiones. Pero no lo sujete, la fuerza desarrollada por la contracción muscular durante una convulsión no la doblegaremos y podríamos hacer que sus huesos llegasen a fracturarse. Un método sencillo, rápido y útil es acomodarle una prenda de ropa o algún elemento blando debajo de la cabeza. 4) Colócalo de lado cuando cesen los movimientos; evitará que las secreciones en la boca obstruyan su vía respiratoria. Y una vez que sabemos lo que hay que hacer, es importante recordar las maniobras que presumimos erróneamente pueden ser de ayuda y no lo son. De ellas, la que debemos evitar siempre es la de introducir cualquier objeto, o incluso nuestros dedos, en la boca de la persona que sufre la crisis, ya que, aunque la creencia popular nos ha hecho pensar que es una buena técnica… desgraciadamente no es adecuada, puede obstruir la vía aérea u ocasionar lesiones graves.
Cuando alguien presenta un ataque de este tipo, la contracción mandibular es tal que conseguir la apertura de la boca es tarea casi imposible. Una vez la situación se haya controlado avise a la ambulancia, si no había podido hacerlo antes. Y si después de haber realizado estos pasos de forma correcta es capaz de cuantificar el tiempo que han durado los movimientos, se habrá ganado usted una matrícula de honor en la atención de un ataque epiléptico.