A través de estas líneas de salud quiero haceros llegar aquellas enfermedades que por su prevalencia forman, por desgracia, parte de nuestra vida. Partiendo de la base “no existen enfermedades sino enfermos”, voy a hacer en un lenguaje más comprensible un repaso superficial de ellas, para que la salud no se convierta en un miedo más de estos tiempos que vivimos, sino un conocimiento para ayudar a respetar nuestro cuerpo.Sirva también este espacio para derribar mitos y avivar otros que forman parte de la enseñanza popular.
Uno sin duda de los grandes mastodontes de la medicina es la Hipertensión Arterial.
Consiste en una elevación continuada de la presión arterial con una máxima igual o superior a 140 mmHg o una mínima igual o superior a 90 mmHg o bien ambas al mismo tiempo.
Con la edad encontramos mayor número de hipertensos y la mayoría desconocen que lo son.
Debe ser tratada porque puede producir problemas en el corazón, cerebro y riñón, entre otros, que evitarían alargar la vida de la persona.
Existe la creencia errónea de que la mayoría de vértigos y dolores de cabeza son debidos a la hipertensión arterial, pero en realidad la hipertensión la mayoría de las veces no ofrece síntomas.
Algunas veces la tensión arterial elevada se deben a enfermedades, consumo de medicamentos o sustancias (corticoides, inhaladores nasales para el catarro, cocaína, hipertiroidismo) pero en la mayoría de los hipertensos no existe una causa justificada. Al tomar la tensión arterial si está elevada, debemos volver a repetir la toma hasta en 3 ocasiones y asegurando un ambiente tranquilo en ausencia de actividad física. Otras veces se desencadena la llamada “hipertensión de bata blanca” que es una elevación ficticia o falsa que con el tiempo acaba desapareciendo.
Si nos tomamos la tensión en casa, debemos hacerlo a la misma hora, por la mañana antes de desayunar o fumar, relajados y por supuesto anotar los datos obtenidos.
Favorecen la hipertensión arterial además de la herencia: el sobrepeso y la obesidad, la excesiva ingesta de sal, fumar, no hacer ejercicio físico, el alcohol, dietas ricas en grasas y pobres en frutas y verduras, y el estrés.
La hipertensión va a acompañarnos en la mayoría de los casos en toda nuestra vida, así que tomar la medicación siempre y cambiar a una vida más saludable van a ser las patas de ese control de sus cifras.
Ayudan a disminuir la tensión arterial: Perder peso con una dieta saludable (5 comidas al día), hacer ejercicio físico moderado (andar mínimo 40 minutos al día, mínimo 3 veces en semana, pero sin que sea haciendo las compras, en un horario aconsejable y sin que se convierta en una competición que suponga un esfuerzo máximo); alimentos como las alubias, lentejas, plátano, tomate o zanahorias ayudan a reducir la presión arterial; moderar el consumo de café a no más de 3 tazas al día y reducirlo en los mayores de 60 años.
Otro problema frecuente es el automedicarse. Nunca debe tomarse la medicación de otra persona porque sea hipertenso. Acudir al médico es la mejor prevención y evitará peores consecuencias.
En definitiva moderación con lo que se hace, caminar por nuestros pinares y playas y seguir el tratamiento prescrito, forman una herramienta barbateña de gran calidad para combatir la hipertensión arterial.