La sentencia es pionera en España, ya que se trata de la primera vez que los demandantes no son empleados de la fábrica, sino 45 vecinos que vivían en sus inmediaciones y que, según la resolución judicial, sufren enfermedades que son producto del contacto que han mantenido diariamente con el amianto que utilizaba Uralita para fabricar sus materiales.
El Juzgado de Primera Instancia número 46 de Madrid ha considerado que “es claro” que la causa de los padecimientos de los demandantes, o de sus familiares fallecidos, es la actividad industrial realizada desde 1907 en la factoría de Uralita situada entre Cerdanyola y Ripollet, municipios donde han residido durante décadas los afectados.
Según la sentencia, los medios de transmisión que han causado la enfermedades de los demandantes abarcan desde las emisiones de la fábrica en forma de polvo de amianto, la manipulación de las ropas de los trabajadores por parte de sus familiares en sus domicilios y la contaminación derivada de la degradación de residuos derivados de la propia actividad industrial.
“Incluida la que probablemente fuera provocada a consecuencia del esparcimiento que durante muchos años se realizaba por los operarios de la propia empresa por las zonas urbanas de ambos municipios, ciertamente con la aquiescencia, incluso complacencia de la propia población y de las autoridades”, añade.
Durante el juicio, que quedó visto para sentencia el 17 de junio, los demandantes reclamaron una indemnización de 5,6 millones, insistiendo en que la empresa “esparció por todas las calles” “trozos de asbesto” y “polvo de amianto”, y que no tomó ninguna precaución.
La sentencia indica que dicha actividad que la factoría llevaba a cabo, “al parecer, para suplir, de forma cómoda y barata, la falta de asfaltado de las calles”, denota “al menos un punto de imprudencia”.