Un nuevo fósil presentado por investigadores apunta a los dinosaurios como criaturas oportunistas y no tan fieras, según un estudio de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.
Los investigadores han descubierto una nueva especie de dinosaurio en Arizona y sugieren que los dinosaurios no se expandieron por el mundo sometiendo a otras especies sino aprovechando una catástrofe natural que eliminó a sus competidores.
El Sarahsaurus vivió hace unos 190 millones de años durante el Periodo Jurásico Temprano, tenía 4,2 metros de largo y pesaba alrededor de 115 kilogramos. Este dinosaurio era un sauropodomorfo, un pequeño pero cercano ancestro de los saurópodos, los animales más grandes que han habitado el planeta.
La creencia general es que poco después de que surgieran los dinosaurios en lo que es ahora Sudamérica, se expandieron rápidamente para conquistar todo el mundo y que eran tan inteligentes y poderosos que superaron al resto de animales que encontraron a su paso. El Sarahsaurus supone un reto para este punto de vista.
Una de las cinco grandes extinciones masivas que se han producido en la historia de la Tierra se produjo al final del periodo Triásico, hace 200 millones de años y eliminó a muchos de los posibles competidores de los dinosaurios. Las pruebas procedentes del Sarahsaurus y otros dos sauropodomorfos primigenios sugiere que cada uno de ellos emigró hacia Norteamérica en diferentes momentos después de la extinción y no antes de ella.
"Solíamos pensar en los dinosaurios como criaturas fieras que superaban a cualquier otra. Ahora comenzamos a ver que este no era realmente el caso. Eran criaturas más oportunistas y sin pretensiones. Ellos no invadieron el barrio, esperaron a que los residentes se marcharan y cuando nadie miraba se mudaron a él", explica Tim Rowe, responsable del estudio.
Los Sarahsaurus tenían características físicas que suelen asociarse con animales gigantescos. Por ejemplo, los huesos de sus muslos eran largos y rectos como pilares pero no eran mucho más largos que los huesos del muslo humano. El Sarahsaurus muestra que los sauropodomorfos comenzaron siendo pequeños y que más tarde evolucionaron a un tamaño mucho mayor.
Rowe también está intrigado por las manos del dinosaurio. "Nunca hemos descubierto nada parecido en el oeste de Norteamérica. Sus manos son más pequeñas que la mía pero si se sigue la línea de la base de los dedos pulgares, esta pequeña mano tiene una constitución mucho más potente que mi mano y con unas grandes garras. Es un animal muy extraño. Utilizaba sus manos para hacer algo que suponía gran fuerza y poder, pero no sabemos qué era", explica el investigador.
Un equipo de investigadores y estudiantes dirigidos por Rowe descubrieron el Sarahsaurus en una expedición a Arizona en 1997. La denominación del dinosaurio está dedicada a Sarah Butler, una filántropa de Austin.