“Aunque el número de víctimas a causa de catástrofes naturales ha ido descendiendo en los últimos veinte años gracias a la mejora de la prevención y las respuestas, los costes de la recuperación van en aumento”, dijo ayer en Ginebra Margareta Wahlstrom, representante especial de ISDR, con motivo del Día de la Reducción del Desastre.
Así, se estima que 235 desastres naturales ocurridos el pasado año han costado a los países afectados y a los donantes 81.000 millones de dólares (61.500 millones de euros).
Una de las causas que encarece la reconstrucción y multiplica los efectos de los desastres es el aumento de la población que vive en áreas urbanas y la pérdida de peso demográfico de las zonas rurales.
“Al menos un 90 por ciento de los damnificados por las catástrofes del pasado año vivía en ciudades”, las cuales, en opinión de Wahlstrom, “tienen que mejorar la infraestructura urbanística para poder hacer frente a posibles desastres”.
“Millones de endebles viviendas situadas cerca de cauces de ríos o en zonas de alta actividad sísmica exponen a sus habitantes a desastres”.