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Regulan por primera vez la objeción, sedación y el dopaje

El nuevo Código Deontológico de la Organización Médica Colegial (OMC), que sustituye al vigente desde 1999, regula por primera vez asuntos polémicos.

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El nuevo Código Deontológico de la Organización Médica Colegial (OMC), que sustituye al vigente desde 1999, regula por primera vez asuntos polémicos como la objeción de conciencia en el aborto y la sedación en la agonía, y condena la participación del facultativo en el dopaje de los deportistas.

El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, explicó ayer, en una rueda de prensa, que el texto consagra como “éticamente correcta” la sedación en la agonía ante síntomas refractarios así como la limitación del esfuerzo terapéutico, mientras que “rechaza la eutanasia” para causar intencionadamente la muerte del paciente.


El artículo 36 indica que “el médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible”, pero agrega que “cuando no lo sea, permanece la obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir su bienestar, aún cuando de ello pudiera derivarse un acortamiento de la vida”.

En opinión de Rodríguez Sendín, evitar que los pacientes sufran innecesariamente acabará con las “tentaciones eutanásicas” que existen en la sociedad actual.

El Código va en la línea de lo estipulado por la conocida como Ley de Muerte Digna, ante la que el presidente de la Comisión Central de Deontología Médica, Marcos Gómez, ha esgrimido que “hay que leerla con muy mala intención” para deducir que puede ser “una puerta abierta a la eutanasia”.

Después de que la Conferencia Episcopal haya manifestado que esta normativa podría “encubrir prácticas eutanásicas”, Gómez Sancho ha recordado que esta hipótesis la negó su propio presidente, el cardenal Antonio María Rouco Varela.

En cuanto a la objeción de conciencia, los médicos apuestan porque se regule legalmente, de modo que quien se oponga a alguna práctica como alimentar a un preso en huelga de hambre o a llevar a cabo un aborto, no tenga que “convertirse en un héroe”.

Ratifica, una vez más, la obligatoriedad del galeno de defender la vida “desde la concepción hasta la muerte”, y advierte, a aquellos que se opongan al aborto, que eso no les exime “del deber de informar” a las pacientes.

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