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Imibic consigue aceites resistentes a los tóxicos que generan las frituras

El Imibic ha patentado recientemente este avance que aumenta la cantidad de antioxidantes presentes en los aceites de semillas.

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El Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) ha conseguido añadir compuestos fenólicos del aceite de oliva a aceites de semillas, como el de girasol, haciéndolos más resistentes a los compuestos tóxicos que generan las frituras.

El Imibic ha patentado recientemente este avance que aumenta la cantidad de antioxidantes presentes en los aceites de semillas con la incorporación de los fenoles del aceite de oliva, fundamentales para evitar las sustancias tóxicas en exceso que puede generar el proceso del calentamiento del aceite y las sucesivas frituras.

El responsable de Transferencia de Tecnología del Imibic, Carlos González, ha relatado a Efe la importancia de esta patente para alcanzar frituras nutricionalmente más saludables gracias a los compuestos fenólicos que luchan contra las reacciones químicas de hidrólisis y oxidación.

Estas reacciones se dan en las frituras profundas y afectan, tanto a las cualidades nutricionales y sensoriales del alimento consumido, como a la seguridad del consumidor.

Hasta ahora, pocos estudios se han centrado en las consecuencias biológicas del consumo de aceites de fritura, aunque sí se ha demostrado que el contenido de compuestos polares en esos aceites son predictivos de la hipertensión arterial.

Otros estudios han asociados el consumo de los compuestos polares con la hipertensión y la arteriosclerosis, y por tanto con el riesgo cardiovascular.

Sin embargo, el uso de fenoles del aceite de oliva en una determinada concentración, ahora aplicado en aceites de semillas gracias al avance, puede ser utilizado para la prevención o el tratamiento de la arteriosclerosis en humanos o incluso la elaboración de medicamentos.

González ha informado de que el siguiente paso es buscar empresas que estén interesadas en comercializar los nuevos aceites con compuestos fenólicos y ha añadido que, en el mejor de los casos, estos productos estarían en el mercado en un año o un año y medio.

Por otro lado, el Imibic también ha desarrollado un estudio científico sobre la capacidad del alpeorujo –en concreto del componente llamado oleuropeína– para inducir a la angiogénesis, es decir, la creación de vasos sanguíneos nuevos a través de otros preexistentes.

El objetivo final que persigue el estudio es la obtención de una composición farmacéutica.

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