Jesulito afronta esta temporada su quinto curso en Primera División, categoría a la que llegó procedente del Virgili.
Durante estas cinco campañas en Navarra, el gaditano ha madurado tanto en su forma de ver el fútbol sala como en su vida personal. Y en esto último tienen una importancia capital su novia de toda la vida, María, y su hijo, Jesús, cuyo apoyo le da alas para seguir luchando. “Sin ellos no podría aguantar estar solo tan lejos”, confiesa Jesulito.
¿En qué ha cambiado el Jesulito que salió de Cádiz al de hoy?
—Llegué a Navarra siendo un chiquillo, un cabeza loca, pero ahora soy un hombre, he madurado aquí.
Ya es un veterano en el Xota...
—Llevo cuatro años y ha cambiado mucho la plantilla, desde entonces sólo estamos Eseverri, Rafa Usín y Martil.
Pero no es el único gaditano...
—Pues no, ya estaba Carlitos y ahora se ha incorporado Jony, que es de San Fernando.
¿Le hace recordar su llegada?
—Sí, cuando yo llegué estaba más perdido que el barco del arroz (risas) y todos me ayudaron, así que yo también intento ayudar a los nuevos.
Quien no cambia es el técnico...
—Imanol Arregui es el que me fichó y continúa, tenemos muy buena relación.
¿Esta es su quinta temporada en Primera, ¿qué objetivos se marca con el Xota Navarra?
—En principio, clasificarnos para jugar la Copa y terminar entre los ocho primeros de la Liga para jugar los play off.
¿Y a nivel individual?
—Seguir mejorando o al menos mantener el nivel del año pasado, que estuve bien.
Comienza la Liga recibiendo al Montesinos Jumilla...
—Sí, es un equipo recién ascendido y sus jugadores vendrán con muchas ganas, pero si queremos alcanzar nuestros objetivos tenemos que ganar estos partidos, sobre todo jugando en casa.
¿Cuál ha sido su mejor momento deportivo en Navarra?
—Diría que dos. Por un lado el año que jugamos las finales y, por otro, mi debut con la selección española absoluta.
En cuanto al peor momento...
—La lesión que sufrí, me destrocé la rodilla y estuve varios meses sin jugar. Afortunadamente ya está olvidado y parece que me han dejado hasta mejor que antes (risas).
En la Absoluta debutó teniendo a otro gaditano, Jesús Aicardo, de compañero...
—Sí, fue un día muy importante. Sólo conocía a los jugadores de haberme enfrentado a ellos, pero me recibieron muy bien y lo más bonito no son los partidos, sino el día a día. Estuve en la lista previa del Mundial, pero debuté más tarde y trabajo para que sigan contando conmigo, aunque es difícil porque hay mucha competencia en mi posición.
¿Qué tal es la afición navarra?
—Buena, llena el pabellón cada vez que jugamos y anima, sobre todo en los partidos contra los equipos grandes.
Su mejor gol, ¿es el que le marcó al Ríos Renovables?
—Diría que sí porque además ese partido se terminó ganando, aunque me gusta pensar que mi mejor gol siempre está por llegar.
¿Sigue el fútbol sala gaditano?
—Sí y me alegra que cada año salgan jugadores de la ciudad para triunfar fuera en esto del fútbol sala, aunque es una pena que otros pierdan la ilusión por la falta de apoyo que sufren los equipos. Con ayudas podría haber, por lo menos, un equipo jugando en Segunda División.