Más de 24 horas han estado liados en el aparcamiento de Canalejas con el episodio que montara un cliente en la jornada del sábado. Los hechos podrían haber terminado en tragedia si no fuera por la intervención de las autoridades policiales y por la actitud pacífica y atenta que mantuvieron los agentes del citado estacionamiento gaditano.
“Soy boquerón de nacimiento pero gaditano de corazón”. A.C, natural de Málaga, de 42 años, llegaba al aparcamiento sobre las 10.30 de la mañana del sábado, donde estacionaba su vehículo. A las seis horas volvía al estacionamiento bajando por la cuesta por donde acceden los vehículos y hablando por el móvil con un tono de voz bastante alto. Así estuvo, charlando por el móvil alrededor de tres horas.
Al parecer, según la historia que fue contando a algunos de las personas que se encontraban en el estacionamiento, venía de El Palmar y tan sólo tenía diez euros, cuando el abono del parking eran 15 euros. Ahí, el cliente del estacionamiento comenzó a ponerse “superalterado”, según testigos presenciales que se encontraban en la zona. El susodicho comenzó a sacar bártulos del coche e incluso acabó duchándose en los aseos del estacionamiento, donde dejó tirada la ropa, atascado el WC e increpó a los agentes del aparcamiento cuando fueron a pedirle que retirara todos los enseres que había desperdigado por la plaza. Incluso hubo un momento que se fue a la entrada de vehículos del parking donde decía a los clientes que el aparcamiento estaba completo y que no entraban más coches, según testigos presenciales.
Desde el lugar se avisó a la Policía Nacional que acudía al lugar y que tuvo que perseguir al cliente que intentó escapar de los agentes, tras salir del parking y esconderse entre los matorrales de Canalejas.
Según fuentes policiales consultadas por Viva Cádiz, A.C. portaba un cuchillo similar a los que se usan para pesca submarina, “se encontraba en un importante grado de nerviosismo, sucio y descalzo”. Hasta el lugar acudía la ambulancia del 061 que lo asistía in situ, y el coche de policía lo acompañaba hasta el hospital, donde el cliente era atendido.
Por el afectado tuvieron que venir desde Málaga sus familiares, que estuvieron cerca de diez horas a expensas de que el usuario del parking estuviera en condiciones de poder retirar el vehículo. Al parecer, según fuentes policiales, el afectado se encontraba en “estado agresivo, según denunciaron las personas que requirieron su intervención, y usaba palabras sin sentido”.
La historia, gracias a la intervención de los agentes policiales y del personal del estacionamiento, e incluso de los clientes del parking, que soportaron los gritos de esta persona, no fue a mayores y todo quedó en una mera anécdota que duró más de un día.