Casi 900.000 personas han cruzado ya Ceuta, Algeciras y Tarifa para volver a Europa en la fase retorno de la Operación Paso del Estrecho (OPE), vigilada por un despliegue policial que, de momento, ha evitado 125 entradas irregulares de inmigrantes, 15 casos de tráfico de drogas y uno de armas.
Desde finales de julio alrededor de cien agentes de 13 países refuerzan el dispositivo habitual del verano en esos tres puntos para luchar contra la inmigración irregular y la criminalidad transfronteriza, en un momento en el que cientos de miles de magrebíes residentes en Europa regresan a sus casas tras pasar las vacaciones en sus países de origen.
Es la operación Minerva, coordinada por la agencia europea Frontex y liderada por la Policía Nacional a través de su Comisaría General de Extranjería y Fronteras, que cuenta en este su décimo año de vida con el apoyo de agentes de Bélgica, Suiza, Dinamarca, Estonia, Francia, Italia, Lituania, Holanda, Noruega, Polonia, Portugal y Rumanía. Un agente de Moldavia ha sido también invitado.
Son casi un centenar de policías (40 de ellos de esos países y el resto españoles) expertos en documentos falsos, en inspecciones fronterizas y en técnicas de entrevista, a los que se unen guías caninos.
Hasta ayer mismo, 874.588 pasajeros habían cruzado el Estrecho en el retorno, lo que supone un 4,3 por ciento más que un año antes, mientras que el número de vehículos había alcanzado ya la cifra de 195.698, un 6,9 por ciento más, según los datos facilitados a Efe por la Policía Nacional, que espera que este año el regreso de la OPE se cierre con 1,5 millones de personas.
Más de 1.000 incidentes han registrado los agentes desde finales de julio hasta ahora, entre ellos 607 señalamientos en las bases de datos policiales, 117 infracciones administrativas, 125 intentos de inmigrantes que querían aprovechar la OPE para entrar irregularmente, 99 denegaciones de entradas, quince casos de drogas, uno de armas y 23 de documentos falsos.
El trabajo de estos agentes, coordinado casi cada día a través de una videoconferencia por los responsables del Centro Nacional de Emigración y Fronteras de la Policía ubicado en la Comisaría General de Extranjería, permite además recopilar información sobre los modus operandi de las redes de tráfico de seres humanos o de falsificación de documentos.
Una información que, como explica a Efe el comisario jefe del citado Centro, David Agorreta, ayuda a Frontex a diseñar estrategias para la persecución de esos delitos, a dibujar mapas de riesgo, a conocer cuáles son los países de donde proceden las mayoría de los inmigrantes irregulares, el tipo de transporte que utilizan o las técnicas de falsificación.
Y esa labor de los agentes de la Minerva también tiene resultados que van más allá de la detección de un presunto delito. Un ejemplo de ello es el caso de la joven marroquí a la que esta misma semana localizaron en un maletero en el puerto de Ceuta, soportando altas temperaturas durante varias horas con el consiguiente riesgo para su vida.
Fueron los guías caninos de la Minerva quienes la localizaron, como también fueron encontrados tres jóvenes que pretendían entrar en España ocultos en el spoiler de un camión.
De la envergadura del trabajo policial da cuenta a Efe desde Algeciras el inspector jefe Francisco Medel. Solo el último fin de semana cruzaron el Estrecho en el retorno a Europa 67.000 personas y unos 14.000 vehículos.
Medel se reúne diariamente con otros responsables en una sala de crisis para recabar todos los datos operativos, incluidos en un informe que se remite a la Comisaría General para desde allí enviarlo a Varsovia, donde se ubica la sede central de Frontex.
Los agentes especializados en entrevistas son los encargados de sacar la información pertinente a las personas que se interceptan en los filtros ubicados en las llegadas y salidas de los puertos, como ha podido comprobar Efe. Allí se realizan controles aleatorios de pasajeros y equipajes.
Otros policías, en una segunda línea operativa, analizan los documentos sospechosos detectados en la primera línea. Un agente explica a Efe cómo uno de ellos ha sido "tocado", ya que se ha cambiado un dígito de control y utilizado el recorte de otro documento para pegarlo en el intervenido.
En un pasaporte sirio, los expertos policiales han visto también algo raro. Un siete aparece con una "aureola" sospechosa, que no tiene otro siete de la numeración del documento, "completamente limpio". Al parecer, borraron el cero original y estamparon en su lugar un siete.
Gracias al acceso a los documentos originales de los diferentes países europeos, a los expertos les resulta más fácil cotejar las medidas de seguridad del documento sospechoso con aquellos y comprobar si se trata de una falsificación.
Las herramientas disponibles facilita el trabajo, pero la Policía es cauta y advierte de que las organizaciones dedicadas a la falsificación también van sofisticando sus técnicas.
Considerada una de las operaciones más eficaces de las que están funcionando en Europa, según resaltan el comisario Agorreta y el inspector jefe Medel, los resultados de Minerva son claves para Frontex, que ha decidido desplegar el operativo en una "zona caliente" de las fronteras europeas.