Como paso previo a la propuesta de modificación del reglamento del cementerio, prevista por la delegación municipal de la que es responsable el teniente de alcalde Mario Fernández, el Ayuntamiento ha dispuesto una serie de normas que inciden especialmente en principios de funcionalidad, seguridad y estética en lo que supone el uso de las instalaciones.
Las novedades parten de la intención de lograr una uniformidad en la ornamentación que pueda utilizarse en el cementerio municipal, fijándose unos criterios de obligado cumplimiento en cuestiones tales como la prohibición de instalar toldos, parasoles, verjas o voladizos; la unificación de colores en las lápidas de las mismas crujías, que deberá ser establecido previamente por los responsables municipales; el correcto anclaje a las lápidas, con pernos y tornillos, de cualquier elemento ornamental como jarrones, cruces o insignias, sin que estos puedan además sobrepasar las dimensiones de la lápida; la prohibición del uso o pintado de los espacios existentes entre nichos, así como los testeros laterales de las crujías y el acerado, donde no podrá colocarse ningún elemento ni construir escalones o altares, y por último que cualquier elemento porcelánico, fotografía o imagen no podrá sobrepasar una superficie máxima de 1/6 del total de la placa de la lápida.
A todo lo anterior se suma la exigencia que previa colocación de cualquier elemento fúnebre se deberá contar con el visto bueno del responsable del cementerio, así como que el personal que realice cualquier instalación tendrá que disponer de un seguro de responsabilidad civil ante posibles desperfectos que pudieran ocasionarse sobre otros nichos.
