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Campo de Gibraltar

"Es menos arriesgado traer inmigrantes por el Estrecho que 500 kilos de hachís"

La operación 'Tsunami' de la Policía Nacional, que ha desarticulado un clan en La Línea, desvela el negocio de la inmigración ilegal en el Campo de Gibraltar

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La operación policial Tsunami, en la que 150 agentes se desplegaron para desmantelar un violento clan familiar de La Línea de La Concepción que traía ilegalmente a España a marroquíes, ha corroborado cómo esta actividad se ha convertido en un "negocio" atractivo para el crimen organizado.

"Es menos arriesgado traer inmigrantes en lanchas en el Estrecho que 500 kilos de hachís", comenta a EFE uno de los agentes que desde el pasado mes de septiembre investigaba a este clan familiar dedicado por generaciones a cualquier tipo de delincuencia, especialmente "los vuelcos", robos de mercancía a otras organizaciones de narcotráfico.

El fenómeno no es nuevo. Pero los investigadores creen que, con el cierre de fronteras de Marruecos y la presión policial contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar, está creciendo y ello implica un nuevo peligro para los viajes de los inmigrantes que usan estas redes, acostumbradas al uso de la vdiolencia y de las armas.

"Tienen poco corazón", relata el agente.

El tráfico de inmigrantes es menos arriesgado que el de hachís porque, además de ser más difícil de probar de cara a un juicio, el narcotráfico acarrea penas de prisión más altas.

Eso si las cosas no se tuercen, como ocurrió en la madrugada del 6 al 7 de febrero, cuando uno de los viajes que había organizado el clan de La Línea de los Campos Gallego, desmantelado tras la detención de veinte de sus miembros, acabó en un naufragio cerca de la costa de Gibraltar, un hecho por el que ahora son acusados de cuatro homicidios imprudentes.

En el naufragio murieron cuatro personas, una de ellas el piloto marroquí de la embarcación -"son pilotos expertos, con mucha habilidad para cruzar El Estrecho, pero no saben nadar", comenta la fuente- y tres de los seis inmigrantes que transportaba la patera. Los otros tres, dos menores de edad y otro adulto, lograron nadar y sobrevivieron de milagro.

Estos seis inmigrantes marroquíes forman parte de los 130, en su mayoría menores, que la Policía ha comprobado que este clan ha introducido en España, desde septiembre pasado, cuando comenzaron las investigaciones.

"Habrán metido el doble. En el último mes lanzaron cinco pateras en tres semanas, con entre siete y diez personas", estima la fuente. Y eso que la actividad se ha visto ralentizada también por el toque de queda en España, que hacía más arriesgados mover de noche o de madrugada las furgonetas en las que, una vez en la costa, el clan recogía a los recién llegados.

El clan captaba a inmigrantes a través de una rama en Ceuta, a donde algunos de ellos habían llegado a nado.

Y les cobraba una media de 2.500 euros. "A los menores les cobraban más", explica el agente.

Para hacer los viajes el clan contaban con toda la infraestructura con la que podría también alijar hachís.

Disponían en La Línea de tres embarcaciones, entre ellas una neumática con un potente motor y un yate una de fibra, con las que cruzaban El Estrecho a toda velocidad. Y tenían almacenados 150 bidones que contenían 5500 litros de combustible.

La mayor parte del clan residía en unos bloques de viviendas de un barrio de la Línea que hace años, según fuentes de la localidad, fueron construidas para albergar de forma temporal a familias necesitadas.

El clan acabó haciéndose fuerte en estos edificios y siendo sus únicos habitantes. Allí "se sentían con más impunidad, más protegidos de la acción de la Policia o de otros clanes rivales".

Allí, en una zona en la que alguna vez se han producido tiroteos, llevaban a los inmigrantes y los mantenían hasta que lograban que sus familias pagaran lo acordado.

"Sembraban el terror hasta entre los narcotraficantes, son muy violentos. Si tienen que apretar el gatillo lo aprietan", explica un agente dedicado a la lucha contra el narcotráfico en la zona y que cree que esta actitud hacía que los mismos narcos de Marruecos no quisieran "trabajar" con ellos.

"No tenían corazón", apunta el agente. Ni reparos en usar armas blancas o de fuego (se les han requisado cinco armas de fuego y abundante munición) para amedrentar a los inmigrantes y que conminasen a sus familias a entregarles el dinero.

De hecho, incluso trataron de que la familia de uno de los marroquíes desaparecidos en el naufragio, acabara de pagarles el viaje que sólo le llevó a la muerte.

"Ha sido un auténtico golpe policial. La Policía ha podido cerrar una investigación complicada", en un asunto como el de la inmigración ilegal en el que es difícil que las víctimas superen el miedo a contar lo que les ha pasado.

Una operación que, además, es "una demostración clara" de la "multidelincuencia" que practican ciertas organizaciones criminales en El Estrecho.

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