Casi cuatro mil 'judíos', coliblancos y colinegros, según el color de la crin natural de caballo que lucen en sus cascos, retumban con los toques de sus tambores, casi sin descanso y a modo de turba, las calles de Baena (Córdoba) desde la madrugada del Miércoles Santo y hasta el Domingo de Resurrección.
Los baenenses de las distintas cofradías que reproducen una tradición que evoluciona de la original del siglo XVI suponen una cuarta parte de la población censada en el municipio, 18.533 habitantes, y con sus tambores recorren el casco urbano y participan en las distintas escenas y procesiones de la Semana Santa.
Una tradición, la de coliblancos y colinegros, que procede de hace cinco siglos, cuando los judíos iban con túnicas y caretas "para ridiculizarlos, porque eran los que habían matado a Cristo".
Así lo ha explicado a EFE Juan Carlos Roldán, uno de los integrantes de los colinegros, que durante ocho años ha presidido la Agrupación de Cofradías de Baena.
Las escenificaciones que se llevaban a cabo desde hace quinientos años tenían como objetivo que "el pueblo entendiera la Pasión de Cristo".
Prohibición en 1807
Sin embargo, en 1807 el obispo Pedro Antonio de Trevilla publicó un decreto por el que prohíbe todas las escenificaciones y es, a partir de ahí, "cuando empieza a aparecer el 'judío' tal y como lo conocemos", puntualiza Roldán.
El 'judío' actual, independientemente del color de la cola que es de pelo natural de caballo, lleva un casco dorado en el que cada uno talla "a su gusto" o el emblema de su cofradía o pasajes de la Pasión o cualquier otra cosa relacionada con la Semana Santa.
El casco de los judíos va coronado por un plumero, al que antes se cosían las plumas unas sobre otras y ahora van pegadas. Todos son de un gran colorido, sin que haya unas pautas de colores específicas.
Además, la tradición dispone de una chaqueta roja bordada y con el número de la cuadrilla en la solapa y, por supuesto, el tambor, que en Baena "sigue siendo de piel de vacuno" que "suena mucho mejor", según Roldán.
La incorporación del tambor fue más tardía, ya que al principio el único que llevaban tambor era un 'judío' coliblanco, que era el cuadrillero.
Incorporación masiva
A partir de mediados del siglo XIX la incorporación del tambor fue masiva y es desde de entonces cuando se crean las turbas de 'judíos' coliblancos y colinegros, una tradición que perdura y que hace que familias enteras salgan a tocar por las calles de la localidad.
En las cuadrillas hay 'judíos' de hasta 75 años y niños desde los 6 ó 7, como Lucía, una niña de 7 años que vive en el barrio sevillano de Triana, pero que en Semana Santa vuelve a Baena, su pueblo, para tocar el tambor con su padre y su abuelo.
Reconoce a EFE que le "encanta" y que ha tocado el tambor "desde siempre", aunque este año es el primero que ha participado en 'La Caja', que es como se denomina al Miércoles Santo por la mañana donde los 'judíos', de ambas colas, recorren las calles de Baena tocando sin acompañar a ninguna procesión.
En Baena, ubicada en plena comarca cordobesa de Guadajoz-Campiña Este, existen unos 3.000 'judíos' colinegros y unos 800 coliblancos, cada uno de ellos con ocho cuadrillas diferentes, según ha explicado a EFE el hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Javier Valbuena, que pertenece a la cuarta cuadrilla de colinegros.
Valbuena ha señalado que el toque de tambor es lo que trasciende más allá de Baena, porque se trata de "nuestro símbolo de penitencia", es lo que "nos identifica, es nuestra llamada a la Semana Santa y nuestro manera de manifestar nuestra fe y nuestra devoción".
Fiesta de Interés Turístico Internacional
La UNESCO reconoce desde 2018 a las tamborradas, como las de Baena, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad porque, entre otras cosas, "todos los años contribuyen a crear un ambiente sonoro, fascinante y cargado de emoción, que suscita en las comunidades sentimientos de identidad y comunión colectivas".
Una estela que ha seguido la Junta de Andalucía este mismo mes para declarar al 'Toque del Tambor del Judío de Baena' como Bien de Interés Cultural, ya que "la importancia de esta figura en la Semana Santa baenense se explica dadas las funciones sociales y simbólicas que ejerce durante la puesta en escena del ritual, con una activa participación en las procesiones y desfiles".
Ahora, esta tradición aspira a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, una iniciativa que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Baena porque esta festividad es "mucho más que una conmemoración religiosa", según ha indicado a EFE su alcaldesa, María Jesús Serrano (PSOE).
Serrano ha asegurado que las turbas de 'judíos' colinegros y coliblancos merecen este reconocimiento porque "nuestra singularidad, sonido, colorido y protocolo únicos son dignos de conocer para que los ciudadanos del mundo sepan que hay un lugar donde la devoción y la tradición se mantiene a lo largo de los siglos".