Toda la
cuenca del Guadalquivir está en
situación de sequía declarada. En Córdoba, desde hace meses,
preocupa especialmente la situación de todo el norte de la provincia. Las comarcas de
Los Pedroches y el
Valle del Guadiato solo disponen de
un embalse para beber: Sierra Boyera. Tienen
otros dos construidos, pero sin conexión a la estación de agua potable de Sierra Boyera,
La Colada y
Puente Nuevo. En el caso de La Colada, la situación es extrema.
El embalse se construyó y
se peleó mucho en la comarca para evitar que ocurriese lo que pasó hace treinta años, que miles de ciudadanos sufrieron restricciones de agua a causa de la grave sequía. Las obras fueron financiadas por el Gobierno, por la Junta y también por las diputaciones de Córdoba y Ciudad Real, en Castilla-La Mancha. La Junta se comprometió a construir las conducciones que llevaran el agua de La Colada a Sierra Boyera, pero esos trabajos nunca se acabaron, y a día de hoy La Colada, que está al 70% de capacidad de agua, solo sirve como playa de El Viso.
De ahí que estemos asistiendo a
enfrentamientos entre alcaldes socialistas y populares, cruce de reproches entre la
Mancomunidad de Los Pedroches y la Consejería de Agricultura, e incluso entre PP y PSOE en el
Senado.
La
guerra del agua en el norte de la
provincia de Córdoba sigue su curso, aunque con sensación de haber estallado. Y lo ha hecho en vísperas de la campaña electoral que tendrá que decidir
quién será el próximo presidente de la Junta de Andalucía. El Gobierno y la propia Junta, o el PSOE y el PP, se han enzarzado en una guerra de exigencia de responsabilidades sobre de quién es la culpa de que el norte de la provincia de Córdoba pueda quedarse sin agua potable.