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El obispo cree que la llamada del Papa a las Carmelitas Descalzas de Lucena supone \"un honor y una alegría\"

Sor Adriana se mostró \"orgullosa\" de este gesto del Papa y manifestó que las hermanas están todas \"muy contentas\" de haber sido \"un vehículo para llevar la alegría y esperanza que quiso transmitir el Santo Padre, junto con su bendición, a toda Lucena y el mundo\"

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha dicho este miércoles que la llamada que hizo el Papa Francisco el pasado 31 de diciembre al Monasterio de San José de las Carmelitas Descalzas de Lucena (Córdoba), para felicitarlas por el Año Nuevo y trasladarles mensajes de ánimo, esperanza y alegría de cara a este 2014, ha supuesto para la Diócesis cordobesa "un honor y una alegría".

   En rueda de prensa, Demetrio Fernández ha señalado que se ha "alegrado enormemente" por esa llamada, pues implica que dicha congregación religiosa, al igual que Lucena y la Diócesis de Córdoba, están "en el corazón y en la mente del Papa Francisco", opinando que esa acción del sumo pontífice es "muy de su estilo", a lo que el obispo ha añadido que "ojalá todos pudieramos comunicarnos con él y, sobre todo, hacer lo que dice".

   En este sentido, ha asegurado que "el Papa usa su talante en favor de la evangelización", señalando el obispo, en cuanto a ese contacto directo y también cercano que mantiene el sumo pontífice con personas de todo el mundo, que es algo que vienen haciendo también los obispos, amén de anteriores papas, lo que le ha llevado a decir, respecto a la Conferencia Episcopal Española, que cree que "está en esa misma línea de acercar el evangelio" a todo el mundo, como hace el Papa Francisco.

   El obispo, quien además ha detallado que las monjas lucentinas, tras escuchar el mensaje que les dejó grabado el Papa en el contestador telefónico, lograron luego hablar con él al devolverle la llamada, ha destacado sobre esa conversación que, según le han contado, fue "sencilla y entrañable, transmitiendo el Papa mucha esperanza".

   Por su parte, la priora de las Carmelitas Descalzas de Lucena, Sor Adriana de Jesús Resucitado, ya dijo a Europa Press que el mensaje de esperanza del Papa Francisco "ha calado" en Lucena tras su llamada al convento en la mañana y la tarde del día 31 de diciembre, días desde el que han recibido "numerosas felicitaciones de todo el mundo". Así, han podido hablar con personas tanto de Estados Unidos de habla hispana, como de Argentina, de Perú, de Italia, Colombia, Portugal e incluso con la agencia internacional de información católica Zenit, así como con muchos medios nacionales e internacionales.

   Sor Adriana se mostró "orgullosa" de este gesto del Papa y manifestó que las hermanas están todas "muy contentas" de haber sido "un vehículo para llevar la alegría y esperanza que quiso transmitir el Santo Padre, junto con su bendición, a toda Lucena y el mundo".

   Explicó también que la relación de su congregación con el Papa se remonta a hace 15 años, ya que ellas son de origen argentino, y que desde entonces las llama todos los años "al menos una vez", para "pedir oraciones e interesarse como un amigo por todas nosotras".

   La llamada fue de unos 15 minutos y, "como siempre, les preguntó cómo estaban". Estuvo presente toda la comunidad --tres argentinas, una venezolana y una española-- ante lo que "le pidió licencia para que toda la comunidad lo escuchara a través del 'sin manos', a lo que él respondió que sí, por favor", según el relato de la madre Adriana.

   El Papa Francisco insistió en trasladar mensajes de ánimo, esperanza y alegría y las monjas les explicaron que su monasterio se encuentra "en un barrio de la periferia de Lucena, de gente trabajadora, humilde y que lo están pasando mal, pero que él caía bien". Ante ello, el Papa pidió "por favor" que, "a todo el mundo que de una manera u otra se relaciona con el monasterio, le dijeran que el Papa les manda un saludo". Especialmente, "se acordó de los que lo están pasando mal y extendió su saludo, su bendición y el deseo de un feliz año a todo el pueblo de Lucena".

   El diálogo entre el Papa Francisco y las religiosas discurrió en un ambiente de cercanía, de amistad y de diálogo. "Es el mismo de siempre", asegura Sor Adriana, quien recuerda que un objetivo del Papa es que "nadie se sienta excluido por razón de fe o de creencia".

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