No se froten las manos ni se hagan ilusiones. Ni piensen que voy a hacerles un cursillo breve y acelerado sobre las diferencias entre códigos y claves, cómo protegen el acceso a la información de que disponemos, en que casos es conveniente utilizar unos y otros, y como nos pueden ser de utilidad en nuestra vida cotidiana.
Hay personas mucho más preparadas y documentadas para hacer pedagogía sobre el tema, y por tanto no seré yo quien incurra en ese error hasta que ustedes lleguen a arrepentirse de haber tomado la decisión de leer este artículo.
Nada de eso, si les parece vamos a reflexionar juntos en la función y la utilidad de los mismos en un mundo como el nuestro, en el que a pesar de estar dominados por las nuevas tecnologías, nos sentimos en muchos momentos vulnerables e indefensos ante el ataque de los hackers, que aprovechando sus conocimientos de informática son capaces de acceder a nuestros datos de la índole que sea, sin que nosotros los hayamos autorizado.
Muchos de nuestras señas de identidad, la mayoría de nuestros datos son del dominio público, y nuestros nombre y apellidos, teléfonos, direcciones y otros etcéteras aparecen en multitud de listas oficiales y privadas, y que son un botín deseado por mercaderes que quieren manejar nuestras vidas y hay esferas de nuestras vidas que ingenuamente consideramos privadas , pero que están en manos de gente que en un descuido pueden ser pirateados.
Y para que nosotros pudiéramos asistir a esa esfera de lo privado y nos sintiéramos más seguros, aparecieron en el panorama de acceso y manejo de nuestros datos, los códigos y las claves, y tenemos que estar atentos siempre a memorizar letras, números y signos que teóricamente “solo conozcamos nosotros”, y una vez teclados y pinchados en tecla de entrar , ya estamos dentro , pero ¿Quién nos garantiza que solo nosotros tenemos esos datos?. Trátese de un banco o de una universidad
En la batalla permanente entre David y Goliat; ha habido móviles que han tenido acceso a jaquear organismos públicos, o entes al servicio de todos que se han dedicado a espiar a cualquiera de nosotros o a un ministro del gobierno de turno, incluso al propio Presidente.
Hoy en día desde nuestros móviles tenemos el mundo a nuestra disposición , y nos hacen creer que podemos manejar, introduciendo nuestros códigos y claves, un coche sin combustible , un mundo feliz sin problemas, hipotecas y dificultades y dificultades. Un espacio y tiempo en el que como en el cuento de Hamelín, nuestros deseos se cumplan y haya un flautista capaz de eliminar con su música a todos lo ratones.
A través de códigos y claves , podemos ir hacia tras explorando las hemerotecas o dar pasos hacia adelante, viendo expectativas y previsiones, y vamos analizando las diferencias y las semejanzas, las rigideces y las flexibilidades ,el recrear el pasado o el vislumbrar el futuro.
Con el paso del tiempo la vida la vemos de otra manera , y vamos dominando los códigos y las claves de lo verdadero y lo falso, de quienes pensamos que podemos cambiar las cosas o aquellos inmovilistas que no van a cambiar nunca.
Más allá de las palabras, caminamos entre lo terrible y lo grato, obstáculos e interrupciones, las ventajas e inconvenientes , el sentirnos queridos y no estar solos, las seguridades y los peligros, siendo conscientes que aunque deseemos lo mejor, todo puede ir a peor, si quienes dominan los códigos y las claves de nuestra existencia son fanáticos mesiánicos y sinvergüenzas oportunistas.