La pena es máxima

Publicado: 02/09/2012
Dos penaltis e incontables ocasiones no le bastaron al Sevilla para hacer gol en Vallecas
Once metros, hasta en dos ocasiones, fue la travesía de un Sevilla que chocó contra sus propios errores para perder dos puntos y no traerse la merecida victoria de Vallecas. Pero cuando un equipo de Primera División erra dos penas máximas en el intervalo de una hora, el supuesto máximo castigo al rival se convierte en una condena que sabe a gloria.


Salía el Sevilla ante el Rayo Vallecano de Paco Jémez con un once de escasos cambios y los pocos, lógicos. Botía suplía a un Fazio defenestrado tras la pobre imagen en tierras granadinas y Manu del Moral tomaba la banda izquierda en detrimento del lesionado Reyes.


No había pasado ni cinco minutos desde el pitido inicial del colegiado Clos Gómez y el conjunto sevillista dejaba claro sobre el césped sus propósitos en esta jornada matinal. Buscaba el gol tempranero. Quería la victoria.


Así llegaría una falta lateral que lanzaría Rakitic y en la que el central del Rayo Amat tomó la errónea decisión de derribar a Negredo dentro del área, cuando no parecía existir peligro alguno. El árbitro marcó la pena máxima. Penalti en el minuto 7 de una mañana que pintaba de maravilla. Pero nada más lejos de la realidad. Ahí comenzó el carrusel de fallos y despropósitos del ataque nervionense. El delantero vallecano lanzó a la cepa del palo izquierdo del guardameta Rubén y el rechace, aquel que el Granada convertía hace una semana, lo malogró Jesús Navas.


Fue el principio de una auténtica pesadilla. Manu por dos veces, Navas y Trochowski las tuvieron en sus botas para adelantar a los de Nervión, pero el portero rayista veía y rechazaba todas, y cuando no fue Rubén apareció un defensa local para borrar la trayectoria de un golpeo de Manu del Moral que iba hacia dentro en una internada y posterior pase de la muerte del internacional palaciego. 45 minutos de presión, creación y ocasiones para los hombres de Míchel, que en cada ataque traspasaban la inoperante defensa de tres que puso en escena Paco Jémez. El Rayo en ningún momento demostró su condición de local y de colíder.


Comenzaría el segundo período sin cambios en ambos conjuntos, una gran noticia para los visitantes que seguirían haciendo mucho daño por las bandas. El ex sevillista Casado y Tito sufrían. Se reanudaba con un breve susto del Rayo en una internada de Lass, pero Navas y Manu volvieron a enfundarse el mono de trabajo.

Otro penalti para nada


Entre tantos acercamientos, en uno de ellos el croata, hoy algo más inspirado, se plantó solo delante de Rubén. El guardameta no tuvo otra opción que derribarlo. Penalti y expulsión. Rakitic engañó en el lanzamiento al suplente Dani Giménez, pero la pelotita no quería entrar. Se fue por la derecha lamiendo el palo.


Ahí, con 10 el Rayo, el Sevilla dio por imposible este partido. El conjunto local además reaccionó sacando a Gálvez y plantando una defensa de cuatro. Además, Míchel sentó a Manu, ya cansado, y sacó a Hervás. La profundidad por bandas se diluyó.


Así finalizaba un cuento que debió tener un final feliz y que llegó a despertar la curiosidad de los propios incrédulos. ¡Ah! y la defensa y Palop no fueron más que testigos de lo acontecido en una mañana de pesadillas en Vallecas.

Spahic fue retirado por un golpe en la cabeza

El central bosnio del Sevilla FC Emir Spahic tuvo que ser retirado en camilla por las asistencias médicas tras un encontronazo con su compañero Botía en el minuto 75. “Sufre un traumatismo en la zona del hueso malar de la cara”, decía el doctor sevillista Juan José Jiménez en los medios oficiales. Se recuperó rápidamente. Se quedó en un susto.

Maduro vuelve a jugar tras un duro mes

Hedwiges Maduro, central holandés del Sevilla, fue la noticia más positiva del encuentro en Vallecas. Tras conocerse hace poco más de un mes una anomalía congénita cardíada, el futbolista pudo enfundarse ayer la elástica sevillista para debutar oficialmente a las órdenes de Míchel. Fueron 15 minutos por un mes de sufrimiento.

Hasta 500 sevillistas se desplazaron a Madrid

A pesar del matutino horario y de una afición más divida que nunca en el seno del sevillismo por los dimes y diretes entre Biris y directiva, medio millar de seguidores sevillistas acompañaron a su equipo a través de buses trasnochadores y un Ave madrugador. Una vez más queda patente que la bandera y el escudo está por encima de todo.

 

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