Desde hace ya cuatro temporadas, en el Betis existe una marca registrada cuando aquel verano de 2010, Pepe Mel trajo de la mano al futbolista que cambiaría el devenir del club verdiblanco con actuaciones decisivas y muchos goles en su haber que han significado ascensos y clasificaciones europeas en una horquilla de tres años.

Por todo ello, la preocupación en el cuerpo técnico del conjunto bético es en estos momentos considerable teniendo en cuenta la repercusión del delantero canario en el equipo y la incidencia psicológica y deportiva que provoca en todos los estamentos del beticismo.

Los problemas en la espalda de Rubén Castro no cesan y sus recaídas son constantes. Algunos piensan además que la edad del atacante heliopolitano (32 años cumplió en junio) es un inconveniente más para tratar la lesión y recuperarla lo más rápido posible.

El jugador intenta mantener una mentalidad positiva en cuanto a los tiempos para volver y la reactivación de su plenitud física; pero la realidad actual se sitúa en un punto intermedio entre el ánimo y la desmoralización.

Son dos meses los que ya expiran desde que en la pretemporada se le detectaron las molestias conocidas. Mel lo conoce mejor que nadie y sus palabras tras el encuentro del pasado domingo manifestaron sus negativas sensaciones: "Rubén va para atrás en su evolución”.

Y es que el técnico madrileño sabe de la importancia de sus tantos y puntos en el Betis. Sin él en el campo se pierden ambas cosas y los fríos números lo demuestran. Habrá que continuar a la espera.

 

Menos goles y puntos con el canario fuera

La presencia de Rubén Castro se refleja claramente en las estadísticas. Tres goles en tres partidos durante las dos últimas campañas en Primera le valieron al Betis nueve de sus puntos entre las cinco primeras jornadas. Valladolid-Betis (0-1) en la 2012/13 más el Granada-Betis (0-1) y Betis-Mallorca (1-0) en la 2011/12.