El madrileño Quique Sánchez Flores, técnico del Getafe en la campaña 2004/2005, regresa al club con el que debutó en un banquillo de Primera División y en el que dejó un grato recuerdo con la práctica de buen fútbol y una meritoria decimotercera plaza en la clasificación liguera.
Sánchez Flores, que será presentado hoy de forma oficial, vuelve a una entidad que siempre tendrá un hueco especial en su corazón por ser aquella que apostó por él para comandar su primera aventura en la máxima categoría, cuando era un técnico sin apenas experiencia profesional en los banquillos.
Aunque tenía un amplio bagaje como jugador con 304 partidos en Primera con el Valencia, Real Madrid y Real Zaragoza, su rendimiento en un banquillo era una incógnita pero la apuesta le salió bien al Getafe, que en su debut en la máxima categoría logró la permanencia de manera holgada y dejó buenas sensaciones sobre el césped con el estilo de fútbol que desplegó el cuadro madrileño.
En total, fueron 38 partidos de Liga al frente del Getafe que se resumieron en doce victorias, once empates y quince derrotas, con 38 goles a favor y 45 en contra.
A Quique su trabajo en el Getafe le sirvió de trampolín, puesto que en el verano de 2005 puso rumbo al Valencia para intentar levantar a un club que la anterior campaña había firmado una temporada decepcionante con un séptimo puesto en la tabla.
Su aventura en el conjunto "ché" no empezó bien, ya que antes de comenzar la Liga española, el Hamburgo alemán, a finales de agosto de 2005, le eliminó de la Intertoto tirando por tierra el objetivo de disputar la Copa de la UEFA.
En la Liga, dos temporadas meritorias (2005/2006 y 2006/2007) en las que el Valencia acabó tercero y cuarto, respectivamente, sirvieron al club para clasificarse y disputar la Liga de Campeones, objetivo que tenía la directiva y para el que se le había contratado.
A finales de octubre de 2007, tres derrotas en casa ante Villarreal, Espanyol y Chelsea, unidas al clima de crispación que se vivía en la grada con su labor, provocaron su destitución y el fin de su etapa en el Valencia.
Unos meses más tarde, el 24 de mayo de 2008, Quique firmó por el Benfica, club con el que ganó su primer título profesional en un banquillo, la Copa de la Liga ante el Sporting de Lisboa. Sin embargo, logró unos resultados discretos tras finalizar tercero en la Liga portuguesa, a once puntos del campeón, el Oporto, y ser eliminado prematuramente de la Copa de la UEFA.
Pese a que tenía firmado un contrato por dos temporadas, el 9 junio de 2009 Quique rescindió de manera amistosa su contrato con el Benfica. El destino le tenía reservada una sorpresa y cuatro meses y medio después el Atlético de Madrid, que no logró un acuerdo con el danés Michael Laudrup ni con el italiano Luciano Spalleti, llamó a su puerta para sustituir al destituido Abel Resino.
En el equipo rojiblanco, Quique ofreció dos caras opuestas en las dos campañas que estuvo en el banquillo.
En la temporada 2009/2010 situó al equipo noveno en Liga, le clasificó para la final de la Copa del Rey que perdió ante el Sevilla, y ganó la Liga Europa tras vencer al Fulham.
En la 2010/2011 finalizó séptimo en Liga, cayó eliminado en la fase de grupos de la Liga Europa y en cuartos de final de la Copa del Rey, pero logró la Supercopa de Europa ante el Inter de Milán.
En 2011, tras dos temporadas en el Atlético, no fue renovado y abandonó la entidad madrileña. Su siguiente destino, Emiratos Árabes Unidos, dónde entrenó primero al Al-Ahli (noviembre de 2011-junio 2013) y después al Al-Ain (septiembre 2013-abril 2014).
La posibilidad de regresar al fútbol europeo, hacerlo en su país y en el Getafe, club al que le debe la confianza que le dio en su día para entrenar en Primera, han provocado la vuelta de Quique Sánchez Flores, que tiene la difícil misión de colocar al equipo del sur de Madrid en el foco mediático y deportivo que ha perdido las últimas temporadas. Casi una década después, se cierra el círculo. Quique vuelve al rescate.