El fútbol también es cuestión de momentos y emociones. Y el que ha elegido el Betis para mostrar su peor cara lejos del Villamarín es quizás el menos indicado ya que en el horizonte asoma el derbi de la ciudad.
Amén de llegar al mismo con tres puntos de desventaja frente a los sevillistas tras la derrota de este pasado fin de semana, los heliopolitanos no andan nada bien. La pólvora parece algo mojada y los desajustes defensivos se han agravado. El gol en el 92 de William José para los canarios fue el refrendo de una defensa que en ningún caso termina de engrasarse. Además, este gol propició que los pupilos de Pepe Mel rompiesen una gran racha que mantenían a domicilio, donde no caían desde el pasado 29 de agosto en la goleada endosada por el Real Madrid (5-0). Desde ahí y hasta este pasado sábado, seis habían sido los encuentros lejos del Villamarín en los que los verdiblancos habían salido impunes.
Con las peores de las sensaciones y a sabiendas que en casa las cosas no marchan como desde el club quisieran, recibe el Betis a su eterno rival el sábado próximo. Evidentemente, una victoria alejaría cualquier mínimo resquicio fantasmagórico, pero de lo contrario, es decir, si el Sevilla ganara el turrón podría sentar mal por Navidad.