Ángel Gago es un cuartetero consagrado, su agrupación lleva años en la élite de la modalidad y logrando que “el cuarteto no muera”. Este año junto a su compañero de fatigas cuarteteras Francisco Javier González Ramírez, ‘Chicho’ para el gran público, se ha embarcado en un proyecto especialmente apasionante para él, el cuarteto infantil ‘Márvel no hay más que una’, del que forman parte sus hijos Asier y Mario, que como demostraron en su pase por la semifinal infantil, la evolución de la especie es completamente cierta, porque le dieron "mil vueltas" en tablas y arte a su propio padre
Nosotros iremos vestidos de nuestro cuarteto y nuestro padre del suyo, el problema lo tendrá mamá, que no sabemos de qué se va a vestir¿De quién fue la idea de sacar el cuarteto?
–Ángel: La idea fue de mis niños, que llevan tres años detrás mía para que saque un cuarteto, para eso tengo a mi Chicho de mi alma, que se lo pedí y lo ha sacado.
Asier: La idea fue mía, que llevo toda la vida pidiéndole a mi padre que me hiciera un cuarteto para salir con mis amigos, aunque al final he salido con mi hermano, Mayra y Noa
Mario: Yo creía que no íbamos a conseguirlo porque mi padre nos decía siempre que no, pero al final este año lo hemos hecho
¿Cómo completasteis el grupo del cuarteto?
–Ángel: Mi mujer estaba con Jesús Silva y nuestros hijos, que le cantaron el pasodoble de ‘Los equilibristas’, a él le gustó y les contó que su hija Mayra quería salir en un cuarteto. Mayra llamó a su amiga Noa y ya empezaron los cuatro.
En el pase del cuarteto, le pedisteis al público que le cantara el cumpleaños feliz a vuestra compañera Noa, un detalle precioso para celebrar un día tan especial, ¿Cómo se os ocurrió esa idea?
–Asier: Cuando nos estábamos cambiando en la peña yo le cantaba el cumpleaños feliz, en un momento que Noa fue al servicio, mi padre nos dijo que porqué no le pedíamos a la gente que se lo cantara en el Falla, le dimos la sorpresa entre todos y su cara fue muy guay.
¿Cómo habéis compatibilizado estudios, actividades, amigos y otros ensayos con el cuarteto?
–Ángel: Mal, muy mal, todos los días peleándonos, jajaja. Las primeras semanas ensayábamos dos días a la semana, yo primero con los niños y luego con el adulto. Cuando había exámenes se suspendían los ensayos. El problema del cuarteto es que como uno no pueda el ensayo no vale para nada. Llevarlo todo para delante es muy complicado.
Asier: Este año queríamos hacer karate, pero en el primer trimestre con el cuarteto no hemos podido, ya cuando pase carnaval podremos apuntarnos.
Mario: Cuando teníamos tarea, si era de escribir la dejábamos hecha antes de irnos a ensayar si era de estudiar al volver del ensayo.
¿Qué es más difícil, aguantar los nervios como componente o como familiar?
–Ángel: Sin ninguna duda, como padre es mucho más difícil.
Asier: Estaba más nervioso el día que cantamos nosotros en el Falla.
Mario: Al cantar en el Falla, antes de la actuación estaba más nervioso, pero cuando salimos ya se me pasó.
¿Cómo os planteais el carnaval en la calle este año?
–Ángel: De momento no lo sé, pero supongo que como ellos cantarán antes que yo los llevaré y estaremos un rato juntos, si yo tengo que cantar por otro lado los llevará sola Carlota.
Ásier: Nosotros iremos vestidos de nuestro cuarteto y nuestro padre del suyo, el problema lo tendrá mamá, que no sabemos de qué se va a vestir. Cantaremos con ellos cuando podamos y también hemos quedado con los niños del cuarteto ‘Semos Salvajes’ para cantar juntos algún día, creo que el jueves.
Mario improvisó una frase nada más salir a escena en su primera actuación, ¿os sorprendió o esperábais esta tranquilidad y esas tablas siendo tan pequeño? Mario, ¿Cómo se te ocurrió esa broma al comenzar?
–Ángel: Sorprenderme no me sorprendió, porque lo conozco, pero en el momento me quedé un poco loco. Luego me confesó que imitó a Figue porque lo hizo en un cuarteto nuestro y aunque yo soy su padre a él le gusta Figue.
Ásier: Lo que hizo fue mezclar las frases de “¿A ti te gusta el puchero, Juan?” y “No te gusta ná, José” y le quedó muy bien.
Mario: Yo lo hice imitando a Figue porque me acordé de él y sabía que era bueno y la gente se rió mucho cuando lo dije.