La comparsa sevillana llegó anoche al Gran Teatro Falla con un tipo bohemio y constantes referencias a la taberna en la presentación, donde pasan la mayor parte de su vida, según contaron al inicio del repertorio.
La tanda de pasodobles, en cambio, fue primero para el acoso escolar que sufre un pequeño en la escuela, y para la afición al carnaval, sin importar las críticas que reciba la agrupación.
Los cuplés, por su parte, fueron para una chica operada y para Rosalía... sin demasiado éxito. Quizás sin estridencias habría resultado algo más agradable.