Plaza de Toro de El Puerto, viernes 5 de agosto, con unos tendidos luciendo un triste (Gris cemento con remates en grana), se ha lidiado una corrida anunciada como `Desafío Ganadero´ donde se han lidiado tres toros de Celestino Cuadri (primero, tercero y quinto) y tres de Adolfo Martín(segundo, cuarto y sexto) con buena presentación. Los diestros actuantes ha sido Manuel Escribano (Grana y oro): oreja y dos orejas; Alejandro Morilla (Blanco y plata): oreja y oreja; y Rubén Pinar (Azul rey y oro): silencio y ovación. El portuense Antonio Ocaña se desmonteró tras parear al segundo de la tarde y bregó muy ben al quinto; Caco Ramos y Ángel Otero saludaron en el quinto y sexto respectivamente.
De nuevo el público no ha asistido a la llamada de la empresa, ni montando ésta una corrida cien por cien `torista´, espectáculo demandado en infinidad de ocasiones por los aficionados para esta plaza. La buena campaña publicitaria llenando las localidades vecinas y las redes sociales con carteles de toros donde se exhibían los ejemplares a lidiar, de los cuales tan solo han saltado al ruedo cuatro de los seis anunciados, todos sabemos que en la mayoría de los festejos algunos de los toros reseñados, a causa de problemas en el campo o en los reconocimientos previos a la corrida no son lidiados, no ha conseguido la llamada de la afición prevista.
Crónica del festejo:
-Celestino Cuadri vs Adolfo Martín: El pulso entre estas dos emblemáticas ganaderías del campo bravo español lo ganó Adolfo Martín. De los tres ejemplares que el ganadero dispuso para esta liza destacaron el segundo de la tarde por bravo y el cuarto `Baratero´ nº 79, que fue un gran toro aunque también tuvo el hándicap de encontrarse con un gran torero, su otro pupilo que saltó en sexto lugar fue la típica alimaña que en muchas ocasiones sale en este encaste. Los de Celestino fueron más complicados, el primero no tenía un pase por el pitón izquierdo, el tercero un mulo que no se merecía llevar marcado a fuego el hierro de tan emblemática casa ganadera, y el quinto una mole de 620 kg. que sin ser mal toro tuvo las complicaciones propias de esta ganadería.
-Manuel Escribano: Tras un gran esfuerzo para acortar los plazos de recuperación y aunque por prescripción facultativa no ha banderilleado a ninguno de sus oponentes, el maestro de Gerena reaparecía hoy tras la rotura de gemelo sufrida el pasado 22 de julio en La Línea. El maestro ha estado siempre atento en las faenas de sus compañeros, colocándose en el callejón siempre cerca de donde la estaban realizando, y a la vez muy atento a los quites tras lo pares de banderillas.
Su primer toro se quedaba cortito en el capote, aun así consiguió propinarle alguna que otra buena verónica. Brindó el toro a los jugadores cadistas Perea y Negredo que vieron la corrida desde un burladero del callejón. Su faena fue de torero `trabajador´, basada sobre el pitón derecho, llevando muy toreado al toro y con una excelente colocación. Aunque era visible el peligro que tenía el cornúpeta por el pitón izquierdo, lo intentó torear y consiguiendo robarle una tanda con exposición. Tras una estocada cortó una oreja.
El cuarto de la tarde fue un buen toro, aunque como anteriormente expuse se encontró con un grandísimo torero que aprovechó las cualidades que poseía. Lo saludó por verónicas templadas rematadas con media en el centro del ruedo. La faena de muleta fue un `monumento´ al toreo al natural, la muleta siempre arrastrando por el albero, tanto es así que puedo asegurar que en algunos momentos el estaquillador se encontraba a escasos cuarenta centímetros de tocar el ruedo, grandes tandas que recordaron la tarde del indulto del Victorino `Cobradiezmos´ en Sevilla. Naturales templados, cada vez más templados, y cada vez más…, faena prodigiosa la que el gerenense ha realizado hoy en la Plaza Real. Aunque el toro tardó en echarse tras la estocada, le fueron concedidas dos merecidas orejas.
-Alejandro Morilla: Volvía a torear en su plaza tras cinco años de ausencia. El torero portuense llevaba hoy su esportón cargado de sueños y su fundón lleno de ilusiones. Estos últimos años han sido duros para el torero, tanto en lo profesional como en lo personal ya que ha pasado por unos, ya solucionados, problemas de salud. Se nota que la preparación que ha tendido junto a su apoderado Jaime Padilla, ¡qué importante es para un torero que su apoderado sea un profesional taurino!, ha sido intensa y provechosa.
Se fue a portagayola a recibir a su primer toro, para luego lancearlo con poderosas verónicas. Brindó el toro al veterinario Antonio Ruiz. Comenzó la faena de muleta en los medios pasándose al toro por la espalda, prosiguió con el toreo en redondo, con muletazos muy bien ejecutados. También toreó con la mano izquierda, destacando tres naturales de frente antes de tirarse a matar. Tras una estocada cortó una oreja.
Al quinto de la tarde, que pesaba 620 kg., lo recibió con una larga en el tercio para luego lancearlo por verónicas muy templadas. Brindó a sus paisanos desde el centro del anillo y le plantó cara, a pesar de su corto bagaje de festejos, a un toro con `muchas teclas que tocar´. El toreo no quiso quedarse con nada dentro, derrochó entrega y demostró que quiere volver a ocupar el lugar privilegiado en el Mundo del Toro que tuvo en su etapa de novillero con picadores. Antes de finiquitar al astado se entregó con unas ceñidas manoletinas. Estocada entera y oreja cortada con valor y entrega.
-Rubén Pinar: El diestro albaceteño hacía hoy su presentación en El Puerto. No tuvo suerte en el sorteo ya que le tocaron los dos toros con menos opciones de la tarde. Su primero un mulo con cuernos que no servía ni para tirar de una carreta en El Rocío, y el segundo una alimaña típica de la casa.
Si nada pudo hacer con el capote Pinar en su primer toro, un ejemplar que salió engallado de chiqueros, menos opciones tuvo con la muleta ante un toro de nulas condiciones. A pesar del gran oficio del torero no pudo robarle ni un muletazo. Pinchazo estocada y silencio.
En el sexto de la tarde lanceó por verónicas, intercalando tres ceñidas chicuelinas antes del remate con media. El toro sacó lo peor del su encaste, estando siempre `detrás de la mata´ deseando echarse al torero a los lomos. Pinar tiró del gran oficio que posee para salir indemne de tan difícil trance. Tras una estocada fue ovacionado.