Luis Miguel Morales | El afán del buenismo y del contentismo de lo absurdo es lo que tiene. De un tiempo a esta parte, todo es un guiño para el bienqueda. Da igual si con ello conseguimos desprestigiar aún más el escaso crédito que le resta. Es lo mismo. Da igual.
La cuestión es clara: deformar y salirnos con la nuestra cueste lo que cueste y digan lo que digan. Con el asunto del Coquinero, dejamos claro, amigo Quique, que cualquier argumento es bueno y válido si tapamos lo verdaderamente importante con las maniobras disuasorias del despiste de los auténticos profesionales de la distracción, para qué obviarlo si es así.
De antemano ya te anuncio que pudieran pensar que “no vamos a solucionar nada, pero esto lo hemos puesto nosotros y por ello nos recordarán”. Más o menos. En algo, por otra parte, debían despuntar. Algo es algo.
Hemos sido testigos de la elección del estreno de los Coquineros, una copia masculina de las Coquineras en toda regla. Ya saben, la que dice representa a la mujer portuense a lo largo de todo un año. Las mismas que luego no sabemos si van o vienen o si suben o bajan.
Las que ya no vemos el pelo por más actos y por más motivos que pudiera haber para verlas. Pues esas también, ahora, les ha salido pero en masculino. O algo así. Total, que una idea lleva a la otra y El Puerto contará con representantes, o eso dicen, para ellos y para ellas.
Esa representatividad que en otros lugares pasan a mejor vida por su falta de sentido y por servir a modo de florero con banderín incluido, aquí ya los tenemos por partida doble. Las cositas de El Puerto.
La igualdad, compañero Pedregal, que dicen abanderar para hacer de la Fiesta del Carnaval el icono perfecto de cómo hay que completar todo, según estos.
Y que la cojera con la que vivimos halle la perfección.
Esa representatividad queda un poco en el aire y de manera subjetiva por no saber si realmente cumple fielmente su función. Y es que cuesta entender y comprender si estos -los elegidos- realmente nos llegarán a representar o más bien a incomodar por su selección.
Más bien todo lo contrario creo yo por si con su nombramiento es la persona que deberá personificar al hombre portuense. Sí, digo bien. Ampliando el certamen damos, por una parte, legitimidad y aprobación a que se sigan celebrando y por otra, abrimos la puerta a que los chicos puedan también presentarse a su futura elección.
Misma argumentación que al parecer no valió para suprimir a Miss Flamenca. Si bajo el paraguas de que personifica con eso a todos, ¿escrupulosamente nos sentimos representados por el elegido?
Dudo que así sea. Tantos gestos y tantas paridas que después pasamos y dejamos tiradas para una cabalgata a la mujer portuense. Al hombre ya veremos qué hacemos con él.
Quique Pedregal | Te digo lo que dice la Real Academia Española de la Lengua: Coquinero es la “persona que coge o vende coquinas”.
Te prometo, Luismi, que no voy a hacer chistes con el tema porque me parece de mal gusto, pero mientras en la capital renuncian a la elección de Ninfas en pro de la dignidad y la modernidad igualitaria (con el apoyo de los socialistas gaditanos), aquí no solo elegimos a representantes femeninas sino que además seleccionamos a muchachos para representar al portuense. Todo esto también con el apoyo socialista. Aquí sí y allí no. Vaya lío.
Al final se trata de buscar y rebuscar, de rizar el rizo, de hacer, con perdón para los chicos presentados a concurso, el ridículo. Entrar en el machismo fácil sería demasiado sencillo. Hablar del papel denigrante de la mujer en este tipo de certámenes de belleza me parece, a estas alturas, una forma maniquea de tratar un tema muy serio en el que las administraciones (aportando más dinero) y la propia ciudadanía (educando y denunciando) tienen que involucrarse. Y como no sabemos o no podemos atajar el problema, pues se nos ocurre la elección de la figura de un coquinero.
El otro día, sin ir más lejos, la comparsa portuense Los Fieles ha sido criticada por un pasodoble en el que denunciaba la situación de los hombres que también sufren la violencia de género. Para mí que la igualdad no se consigue con la discriminación positiva, sino con la educación desde pequeños en la escuela y en la familia.
A mi entender, que será corto probablemente, no se es más igualitario porque haya listas paritarias en los partidos políticos o coquineras y coquineros. Todo eso no son más que desviaciones de atención, no digo que malintencionadas, para no hablar de los asuntos que preocupan auténticamente al portuense. Parecen ocurrencias soltadas en una lluvia de ideas como el banco del beso con versos de Sabina.
De verdad, querido Luismi, que al portuense se la trae al fresco si hay coquineras o coquineros, si se eligen por sorteo o por su valía. Centro de Salud, Estación de Autobuses, nueva Comisaría, más limpieza, mejores entornos, más árboles y zonas ajardinadas, más vida para el centro, más ocupación de los polígonos, menos cacas de perro y más aparcamientos, entre otros. Y mientras, que viva el Carnaval. Lo que yo te diga.