luis miguel morales el puerto La Motorada ha vuelto para quedarse. Tras los años en el que las decisiones tomadas afectaron directamente en su desarrollo, El Puerto puede decir nuevamente ser el protagonista directo de la recuperación de un evento que reúne a miles de moteros para alegría de propios y extraños. Y del comercio claro está.
Si el año pasado ya la ciudad fue la más creció en el aumento de acogida de moteros y a la espera de los datos que lo confirmen, El Puerto vuelve a posicionarse como lugar preferente para acoger una cita inigualable, que por más que pasen los años, es uno de los eventos que más apasiona y más divierte y genera del calendario anual.
Hablábamos de la importancia comercial y el repunte y ayuda que genera a los comercios y hoteles locales que se ven recompensado ante los ingresos generados el fin de semana. Toda una fuente de valor que hay que cuidar y mimar.
El que ya respira con alivio de la ola negativa en torno a la huelga de basuras se estaba formando y por el temor a que empañara todas las previsiones positivas iniciales que de ella se habían formulado, finalmente ha quedado todo en una gota intrascendente.
Un respiro que no deja de haber creado una gran incertidumbre gratuita por lo inoportuno de ello cuando más se necesita de esta fuente de ingreso y el impacto mediático negativo que la ciudad puede trasladar hacia fuera y todo con un verano en puertas. No hubiese sido la mejor tarjeta de visita ni mucho menos para los miles de visitantes que han elegido a la población para pasar estos días de fiesta en torno al motor.
Una presión desinflada y antipopular a tenor del nulo apoyo mostrado por todos los estamentos sociales y políticos que no han entendido ni han respaldado las demandas y ni mucho menos elegir este momento tan señalado por lo que la hostelería y la cudad se juegan.
Solo fiesta
Al margen de una huelga que no se ha dejar sentir, pero que a buen seguro desgraciadamente sí lo hará con el pasar de los días, los aficionados hallaron nuevamente el lugar perfecto para poder disfrutar de la acogida dada. Avenidas y calles sirvieron otra vez para recibir con vítores la llegada de moteros ávidos de emociones fuertes.
Vallas protectoras fueron instaladas otro año más en los puntos más fluidos donde pacientemente aguardaban la llegada de grupos moteros para ‘obligarlos’ a hacer presente con ruido su entrada a la ciudad.
No faltaron ni los caballitos, ni acelerones ni la quema de neumáticos. Sin todo ello no sería una Motorada. En esa recuperación y asentamiento iniciado hace años se nota la constancia y la perfecta combinación de dar seguridad y acomodo a unos y a otros. Zonas donde pueden pasear y disfrutar del centro, como igualmente poder continuar su marcha y circular con la moto por las zonas acotadas y señaladas.
El factor diferencial que ofrece la ciudad, sus playas, gastronomía o el calor que desprende la apasionada hinchada, son elementos que no pasan desapercibidos para nadie. Sin restricciones imposibles ni prohibiciones absurdas que incomoden a unos y a otros. Con sentido común se hace un gran circuito urbano donde tienen sitio tanto los viandantes como moteros con motos o sin ellas.
Lejos quedan los experimentos fallidos de fórmulas que pesaron demasiado y que fueron al son de la incongruencia y que pasaron del todo a la nada que terminó por poner el foco de manera clara a El Puerto y por ende dar la espalda a una ciudad que había apostado como ninguna otra por la Motorada pero qué ya no sabía ni que hacer con ella y que incomodaba y quitaba votos.
Eso felizmente quedó en el recuerdo ahora se imponen otros factores como la coherencia. Encontrar la combinación perfecta del descanso, la seguridad y el disfrute. En esa coordinación hacen por tanto una ciudad amable con las motos y a bien que ya recoge los frutos sembrados. Con el tiempo se ha demostrado que es posible no solo intentarlo sino el poderlo realizar.
Esa recuperación se ha visto favorecida, cómo no, por la climatología. Si bien el viernes se fue encapotando de cierta nubosidad en el que solo hizo tapar el sol, la buena temperatura hizo el resto. Como no podía faltar, en esa intención de seguir manteniendo lo que funciona correctamente, es la música.
Una gran variedad de conciertos amenizaron el fin de semana con actuaciones con el Motor Music Festival, que reunió en varios puntos del centro donde hasta once grupos ofrecieron música en vivo para el deleite de los centenares de personas que se acercaron para disfrutar también de la música.
Tranquilidad ante todo
La Motorada portuense goza de buena salud y eso lo demuestra la animación como la casi ausencia de accidentes, confirmando que a pesar del riesgo que siempre ocasiona el aluvión de Destacar que un motorista ha sido derivado del Hospital Santa María al Puerta del Mar de Cádiz, tras sufrir un traumatismo craneoencefálico consecuencia de una caída, su pronóstico es reservado; otro motorista fue trasladado al centro portuense y tras ser atendido recibió el alta. Por otra parte, el motorista que sufrió un accidente la noche del jueves en la autovía de El Puerto continúa en la UCI del hospital de esta localidad.
Satisfacción en el comercio con la “fórmula motera perfecta”
Lejos quedó las ruletas a la suerte, esa moneda al aire, que resultaba la llegada de la Motorada. Todo eran cábalas y muchas dudas de cómo iba a resultar una de las citas esperadas por el empujón económico que resulta. En su decaimiento pasado se ha llegado ya a la ocupación al 100%, una noticia que en ella misma avala que su asentamiento es total y que solo ahora queda mantener y pulir para mejorar los posibles mejoras a realizar.
El argumento que algunos de los hosteleros preguntado por este medio es elocuente: “ahora sí podemos prever lo que nos a llegar. Muchos de los moteros repiten año tras año y eso es la señal que no se estará haciendo tan mal”. Eso en el centro, donde por su orografía y movilidad ofrece tanto poder visitar los locales como circular sin mayores de los impedimentos. “Este es el camino a seguir”, nos dice otro de los establecimientos céntricos.
Más inquietud que problemas con la huelga
Sin duda alguna el anuncio días pasados que el comienzo de la huelga de limpieza comenzaría con la celebración de la Motorada aguó en parte las ilusiones de los que esperaban la celebración del Campeonato del Mundo de Motociclismo como agua de mayo. El sector turístico de la ciudad, lógicamente, trasladó su inquietud ante lo que podría ser una más que nefasta tarjeta de presentación para los miles de visitantes que la ciudad iba a acoger.
Desde el propio Consistorio y secundado por la oposición se ha tildado esta huelga como “inoportuna” por hacer coincidir un evento tan esperado con una huelga que no termina de ser “justificada ni argumentada” como desde la Alcaldía se ha llegado a decir.
Lo cierto es que dicha incertidumbre y temor por lo que la ciudad se pudiera ver afectada y al cierre de esta edición, el Ayuntamiento de El Puerto seguía manteniendo que todo iba “sin novedad, nada fuera de lo normal. Los servicios mínimos están funcionando”, afirmaba el concejal de Medio Ambiente Ángel María González.
E igualmente esa es la sensación que se ha venido percibiendo estos días, una huelga que si bien puede recrudecerse al anunciarse que iba a ser indefinida, lo cierto es que hasta la fecha, como decimos, no ha estropeado ni la fiesta motera ni está siendo un problema para la ciudadanía que temía que pudiera convertirse este fin de semana en la ‘tormenta perfecta’ con avalancha de motos y con basura por todas partes.
Si bien hoy el ambiente motero irá decayendo con el paso de las horas, será ahora cuando toque a partir de la próxima semana hacer el balance del impacto que ha tenido la coincidencia de la fiesta del motor con las reclamaciones laborales y cuál va a seguir siendo con el paso de los días.