Así lo dijo durante su comparecencia en la Comisión no permanente del Pacto de Toledo del Congreso de los Diputados, adonde acudió ayer para explicar la propuesta del Ejecutivo para reformar el sistema público de pensiones, que contempla alargar la vida laboral hasta los 67 años.
Corbacho reiteró que el aumento en la edad de jubilación responde al incremento de la esperanza de vida en nuestro país y al retraso en la incorporación al mercado de trabajo e insistió en que la propuesta del Gobierno debe ser “analizada con rigor” por los miembros del Pacto de Toledo para lograr el “mayor consenso posible”.
Según el ministro, son necesarias reformas “ambiciosas”, pero de aplicación “moderada” y “no traumática”, que contribuyan a mejorar la equidad y el funcionamiento del sistema.
Garantizó la viabilidad del sistema de Seguridad Social, que “no está amenazado” a corto plazo, “ni siquiera ante una coyuntura de grave crisis económica como la actual” y reiteró que su salud es “muy buena”, lo que “permite afrontar los retos del futuro con tranquilidad”.
Puntualizó que el documento del Gobierno propone frenar el recurso a la jubilación anticipada y restringir su “uso abusivo”.
Por eso abogó por limitar las reducciones de plantilla en las empresas con beneficios, imponer a las empresas la cofinanciación de los sobrecostes producidos por la exclusión temprana del mercado de trabajo, aumentar más allá de los 52 años la edad mínima de jubilación por aplicación de coeficientes reductores y fomentar la jornada flexible durante los últimos años de la vida laboral.
Celestino Corbacho insistió en que la reforma del sistema de pensiones debe ser “sosegada” y quiso zanjar la polémica sobre si el Ejecutivo propone aumentar el período de cálculo de la pensión al asegurar que “el documento no lo establece”.