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?Tener improductivas160 hectáreas de regadío es un lujo no permisible?

Antonio Gallardo Navea afronta sus primeros pasos en el mandato como nuevo presidente de la Comunidad de Regantes del Río Marbella, cargo para el que fue elegido, frente a otro candidato, a finales del año pasado

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Raro es que quien ostente alguna responsabilidad que colinde con lo social, lo económico e incluso con lo político, entendiendo que para desarrollar su actividad deba estar en contacto con esos y otros mundos, no valga más por lo que calla que por lo que cuenta. En el caso de Antonio Gallardo Navea, autónomo hortelano del Mercado de Abastos y desde hace apenas tres meses nuevo presidente de la Comunidad de Regantes del Marbella, se podría añadir que es igualmente valioso por lo que plantea sin callarlo. No se muerde la lengua cuando mira hacia el mañana, aunque es comedido cuando se trata de echar la vista atrás. Ni siquiera se atreve a valorar su victoria destacada sobre el otro candidato en las elecciones al cargo que ostenta: “No  voy a juzgar ni a criticar a la anterior directiva, los comuneros lo valoraron y me eligieron”. Para qué meterse en camisas de once varas si tiene decenas de vergajos que esquivar en el inmediato presente, en el futuro cercano. O dicho en pocas palabras, muchos y serios problemas de los regantes y escaso margen de maniobra.
  
Con todo, y quizá porque muchas de esas dificultades están enquistadas, son viejas como el tiempo en el que el abandono de los ríos llegó a los márgenes y hasta a los cauces, Antonio Gallardo tiene bastante con encarar el trabajo que le queda por delante y que, lo sabe igualmente, en muchos casos le puede convertir en una especie de Robinson en los pequeños islotes descuidados que forma el Marbella. Por delante y tantas veces enfrente.
 Escasas son las ocasiones en las que menciona la palabra Administración (siquiera para hablar de esos trámites lentos), como mucho la de Confederación. Y se le entiende todo bastante diáfano. Para empezar, potencialidades del sector hortícola, de los que se dedican a cultivar verdes y frutales a la vera del caudal irregular. “Tener en Baena 161 hectáreas de regadío  sin producir es un lujo que no nos podemos permitir, ni en lo agrícola ni en lo medioambiental. En este sentido necesitamos también al río”, señala Gallardo Navea.

Seguridad

No solamente hay que fijarse en lo que se ha hecho, sino en lo que queda por hacer. El patrimonio es fruto del pasado como las ideas e iniciativas son la esperanza del futuro. Cuando le tiene que echar una mano o un capote a Confederación, no lo duda. Pero es mayor la exigencia, la reclamación. Como si se tratase de pisar casi todos los días entre el agua y los juncos para estar pendiente  también de las decisiones de despacho. Acaso por eso es más contundente hablar de la realidad de unas aguas, de un cauce, de unas orillas, que de una normativa o unos procedimientos administrativos: “Hay que actuar seriamente en el río, tiene 30 kilómetros y sólo se ha actuado en 13 de ellos, aunque bien, pero ha sido en puntos concretos”.
  
A juicio del nuevo presidente de los comuneros, esa inactividad redunda tanto en los hortelanos y sus cosechas como en la modernización de infraestructuras fluviales y en la seguridad personal. “No se ha domesticado al león y es un río vivo. Si hay una avenida, el agua dará problemas serios porque se producirá un efecto lanzadera y los regantes estamos en la primera línea de batalla, incluso hay algunas viviendas. Se trata de un problema de seguridad general y no sólo de hortelanos”.

Modernidad

Gallardo denuncia que “hay algunos concejiles que están como los dejaron los árabes”, aunque por sus palabras parece que hay  desaprensivos a los que no les importa el uso irregular del agua, con infraestructuras o sin ellas. “Nuestro objetivo es que quien tenga agua para regar siga teniéndola y el que no la tenga que pueda disponer de ella”. Aunque antes parece evidente  corregir que “haya personas con concesión de riego que no tienen agua y quienes no la tienen, usen el agua”.
  
En la directiva de Gallardo Navea hay expertos en el río y gente joven, rara avis porque el propio presidente de los regantes es consciente de que determinados avances chocan con reticencias de quienes (la mayoría), tienen edades avanzadas: “es complicado ilusionar a quienes tienen una media de edad de setenta años porque no están para aventuras, y es razonable”.
  
La aventura, en este caso la de Antonio Gallardo, el hortelano y el frutero, el presidente recién elegido, está llena de ilusión y tiene años por delante. No tan apaciguados como si fueran setenta, seguro reivindicativos como si fueran veinte.

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