El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, cree que debe haber "un acta de defunción clara que acredite que el fin de ETA es definitivo y comprometido" porque el desmantelamiento estrictamente policial no facilita "la certeza" de que el abandono de las armas "es claro e incuestionable".
En una entrevista concedida a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Erkoreka ha aludido, de esta forma, a las palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que aseguró que el descabezamiento este martes de la cúpula de ETA supone "el acta de defunción de ETA".
El representante del Gobierno vasco ha considerado que "un acta de defunción se firma cuando existe la certeza absoluta de que el cadáver existe, pero no puede haberla cuando, simplemente, la persona ha desaparecido y nadie tiene constancia de cuál es su paradero".
"Puede existir la sospecha de que murió, pero difícilmente se puede expedir un acta de defunción cuando la persona ha desaparecido y nadie ha visto su cadáver", ha apuntado.
Por ello, ha recordado que el Gobierno vasco preconizaba un fin ordenado de la violencia en el que "alguien, en nombre de ETA, diga claramente que han tomado la decisión colectiva de abandonarlo y lo hacen en condicionales incondicionales, unilaterales, entregando las armas, reconociendo el daño injusto causado, y con el compromiso de no reanudar más" la violencia.
"Y esto es, de alguna manera se pierde, cuando se opta por una estrategia estrictamente del desmantelamiento policial porque el desmantelamiento policial no tiene nunca la garantía y la certeza de que al otro lado se ha llegado al compromiso de abandonar las armas, de cerrar la persiana y hacerlo, además, en las condiciones que exige una sociedad democrática", ha manifestado.
Josu Erkoreka ha indicado que "el fin de ETA, en el contexto de una sociedad democrática, tiene que hacerse tendiendo puentes hacia la integración en un modelo de convivencia en el que necesariamente tiene que prevalecer el principio de que la violencia utilizada como instrumento de acción política es siempre injusta, negativa y despreciable".
"Si no se hace desde esas bases, si alguien se reserva la posibilidad de poder sostener que, en el pasado, en un momento determinado, cuando a mí me convino, la violencia estuvo bien, aunque ahora no convenga estratégicamente, no estamos en un planteamiento serio de integración en una sociedad democrática y en una convivencia respetuosa y civilizada", ha añadido.
RECONOCIMIENTO DEL DAÑO CAUSADO
A su juicio, cuando se trabaja "en un escenario de integración en una sociedad democrática, tiene que, necesariamente, venir con el corolario de un compromiso y de una renuncia a la violencia, de un reconocimiento del daño causado y de un compromiso por integrarse en una sociedad en la que no se va a ejercer la violencia ilegítimamente para usos políticos".
Erkoreka ha recordado la propuesta que hizo el Ejecutivo vasco a ETA para abordar un final ordenado de la banda. "Era una oferta dirigida a una ETA y a una izquierda abertzale que veíamos que estaban posponiendo decisiones estratégicas y poniendo en riesgo algunas condiciones del fin ordenado que nosotros preconizábamos", ha apuntado.
En esta línea, ha señalado que la izquierda abertzale "actuaba en clave autosuficiente y poco realista, en el sentido de que estaba posponiendo decisiones estratégicas", como la del desarme, la política de los presos o "la de empezar a hacer una afirmación inequívoca reconociendo el daño injusto causado".
Según ha explicado, esto "les exponía al riesgo de que, en un contexto como el europeo, donde los estados miembros colaboran entre sí en la lucha contra el terrorismo y en el marco de un estado de derecho, la hipótesis de un desmantelamiento estrictamente no se podía descartar".
"Y lo lógico era que empezaran a trabajar y no a posponer decisiones estratégicas que tenían que tomar, y como no lo hacían, les tendimos la mano para que lo hicieran, pensando en que el fin ordenado, con acta de defunción, siempre es más seguro, más sólido para organizar la convivencia futura que un desmantelamiento estrictamente policial, que puede ser fruto de una estrategia correcta en lo policial, pero que no facilita las cosas de cara a tener la certeza de que el cese de ETA es definitivo, de que el abandono de las armas es claro e incuestionable y de que hay un compromiso de integrarse en una sociedad democrática con los valores y los principios que ello entraña", ha dicho.
En este sentido, ha manifestado que "lo que la izquierda abertzale no puede es echar las culpas a los demás ahora de errores que son estratégicos suyos". "Son ellos los que han demorado eso", ha aseverado.
El portavoz del Gobierno vasco cree que "todavía queda pendiente que "alguien, por parte de ETA, en nombre del colectivo, pueda certificar que han abandonado las armas" en las circunstancias adecuadas.
FUTURAS DUDAS
"Eso, con un desmantelamiento estrictamente policial no se va a producir y nos podría asaltar permanentemente la duda dentro a un año, dentro de 15 años, de si realmente hubo defunción o no, porque no vimos el cadáver, o si, sencillamente, la persona ha desaparecido, no tenemos constancia de su paradero y tampoco podemos certificar que ha muerto", ha insistido.
Por ello, considera que, "de cara al futuro, es bueno tener un acta de defunción clara que acredite que el fin de ETA es el definitivo, comprometido y descansa sobre los principios en los que tiene descansar, el abandono radical de las armas, unilateral e incondicional, y el reconocimiento del daño injusto causado".
En cuanto a las acusaciones de Sortu de "cinismo" contra el Ejecutivo de Urkullu, Josu Erkoreka ha señalado que le parece que "echar las culpas a los demás de lo que son consecuencias de estrategias de posposición suya, eso sí que puede ser cinismo". "Ahí sí que se ve, por parte de la izquierda abertzale y de la propia ETA, de una falta de realismo gravísimas", ha apuntado.
Además, ha recordado que el Gobierno ya alertó de la posibilidad de que, "en un contexto democrático como el europeo, la hipótesis de un desmantelamiento estrictamente policial no se podía descartar".
"Eso estaba ahí sobre la mesa. Si alguien ha decidido retrasar esas decisiones estratégicas, a la expectativa, quizá, de un cambio de Gobierno pueda cambiar sus expectativas y poder ir hacia un final de ETA en otras claves, más negociadas, ellos son responsables de la decisiones que adoptaron y también de las consecuencias", ha destacado.
Erkoreka ha dicho que el Ejecutivo vasco hizo una oferta para articular "conjuntamente" un fin ordenado de la violencia, en la esperanza de que, una vez que se recabe el compromiso de ETA, se va a ir trabajando también la implicación del resto de las instituciones que tienen algo que decir en esta materia".
A su juicio, "el permiso" del Gobierno central "no es absolutamente indispensable para tomar decisiones en el ámbito político". "Otra cosa es que, para que su desenlace pueda llevarse a cabo en términos de eficacia, sea necesario en el transcurso. Pero las conversaciones previas con el Ejecutivo central tampoco fructificaron en acuerdos y eso no significa que el Gobierno vasco no pueda tomar iniciativas que estén al alcance de su mano y que pueden estar en el principio de la solución de algunos problemas", ha dicho.
El portavoz del gabinete de Iñigo Urkullu considera que a los mediadores internacionales "se les estrecha el margen notablemente", pero "tendrán que decirlo ellos". "Su margen no es ahora el mismo de antes. En cualquier caso, yo insisto en que, de cara al futuro, siempre es mejor el acta de defunción de ETA", ha concluido.