El presidente de Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, criticó hoy la política de empleo del presidente francés, el socialista François Hollande, frente a la que citó como ejemplos la realizada en España y otros países como Alemania, Estados Unidos o Italia.
Sarkozy, en una entrevista a la emisora "Radio Classique", denunció el proyecto de ley de Hollande para la reforma laboral -que es objeto de polémica política y de una convocatoria de huelga general mañana-, y la falta de resultados en materia de creación de empleo.
"Se puede sacar a Francia de la situación de cataclismo en que se encuentra", argumentó antes de poner varios ejemplos de otros países, empezando por Alemania y Estados Unidos, donde "hay pleno empleo".
"Incluso España -añadió-, que ha tenido una crisis sin precedentes, crea empleos por decenas de miles", antes de concluir que la política económica de Francia es desde hace cuatro años -el tiempo que Hollande lleva de presidente- "totalmente contraria a lo que deberíamos hacer y a lo que hacen los países que salen adelante".
Sarkozy, que dijo que esperará al verano para anunciar si se presenta a las primarias de su partido para designar al candidato a la presidencia de la República de 2017, presentó en cualquier caso el programa económico de su formación en caso de volver al poder, y que pasa por una reducción masiva del gasto público.
Avanzó que eso se formalizaría en un proyecto de ley que se presentaría en julio de 2017 para disminuir en 100.000 millones de euros el gasto público en cinco años porque "Francia gasta demasiado" y eso penaliza a sus empresas en la competencia con las de otros países que no soportan la misma presión fiscal.
En paralelo al descenso del gasto público, el presidente de Los Republicanos anunció su intención de rebajar en un 10 % el impuesto sobre la renta desde el inicio de su mandato, de suprimir las cotizaciones sociales para las personas remuneradas a un nivel de hasta 1,6 veces el salario mínimo y la eliminación del impuesto sobre la fortuna.
Por otro lado, Sarkozy reiteró la idea de que "Schengen está muerto" y de que para que haya libertad de movimientos en Europa "primero hay que ponerse de acuerdo en una política de inmigración" común.
Y a ese respecto, estimó "insuficientes" las medidas que se toman en Francia para controlar los flujos migratorios.