Para los que todavía no ven claro (porque no quieren) o pretenden minimizar el asunto (que en realidad es un drama), y sobre todo, para quienes han ninguneado la iniciativa legislativa popular que pretendía humanizar la norma sobre desahucios favoreciendo a los más débiles, ahí están las cifras oficiales de lanzamientos ofrecidas por la memoria del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), de la que destaca que en Huelva los desahucios subieron un 46% en 2012 con respecto a 2011. Más si se tiene en cuenta que si en 2008 se registraron unos 200 lanzamientos, en 2009 rozaron los 250, en 2010 se elevaron a más de 400, para pasar a 671 en 2011 y a los 980 de 2012, lo que significa que desde 2008, los lanzamientos se han multiplicado un 390%, sin olvidar que detrás de muchos de ellos hay dramas humanos, hay personas con nombres apellidos y familias, hundidas para siempre. Por eso no es de extrañar que el propio TSJA ponga el acento en este lado amargo de la Justicia, y le haya dedicado en su última memoria un buen espacio.
Parece, que quienes siguen negando (haciéndole un daño terrible a la Democracia), lo que han pedido un millón y medio de firmas, la dación en pago y la detención de los desahucios, se están quedando solos en su mundo de insensibilidad, protervia y reacción.
Así las cosas, hay otros aspectos que también son importantes y que ha destacado el poder judicial para Huelva, que aunque quedan en un segundo plano, deben tener también su reseña y su análisis: por un lado, se incide una vez más en la necesidad de cinco nuevas plazas en Primera Instancia, Social, Mercantil, Familia, Ayamonte y La Palma, y por otro lado, el máximo órgano judicial de Andalucía reclama, lo que va camino de convertirse en un triste clásico, que la Ciudad de la Justicia vea la luz en el menor tiempo. Y ante estas cosas, no hay que escurrir el bulto, sino buscar y habilitar presupuesto de sobra.
