El Dolmen de Soto, uno de los máximos exponentes del megalitismo andaluz, ubicado en Trigueros (ha cerrado sus puertas al público, algo más de un año y medio después de su reapertura en julio de 2013, ante la necesidad de adecuar los últimos trabajos de intervención realizados en él.
El Área de Turismo del Ayuntamiento de Trigueros ha informado en un comunicado, que el cierre se ha producido tras la notificación de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, desconociéndose por el momento cuando volverá a estar disponible para ser visitado.
Según han explicado, los trabajos de intervención que se acometieron en los últimos meses de 2014 no han dado los resultados esperados originando que se tenga que intervenir en el monumento para adecuarlos de nuevo.
El cierre obliga a la cancelación de todas aquellas actividades que de manera habitual se llevan a cabo en el Dolmen de Soto así como la suspensión de los horarios de apertura para la visita y el servicio de visitas guiadas que se ofrece todos los fines de semana y periodos festivos.
El Dolmen de Soto forma parte del conjunto de más de doscientos monumentos megalíticos de la provincia de Huelva, que se desarrollaron en el occidente europeo entre el neolítico y la edad del Bronce y desde octubre de 2013 está incluido en el Itinerario Cultural 'Caminos de Arte Rupestre Prehistórico'.
Este monumento está situado en un Cabezo del Zancarrón en la finca 'La Lobita' y fue descubierto y excavado en 1923 por el propietario de la finca donde se ubica, Armando de Soto.
La declaración, en 1931, de monumento histórico-artístico se sustanció por la Junta Superior de Excavaciones y el Comité ejecutivo de la Junta del Patronato para la protección, conservación y acrecentamiento del Tesoro Artístico Nacional gracias a las investigaciones de Hugo Obermaier.
Posteriormente, Georg y Vera Leisner lo incluyeron en su estudio sobre el megalitismo del sur de la Península Ibérica en 1943.
El aspecto diferencial de este Dolmen de Soto con respecto a otras construcciones de estas mismas características lo constituyen los signos grabados y pintados en sus piedras verticales, y que representan, tal y como destacan arqueólogos e historiadores de esta etapa de la historia, una serie del llamado arte megalítico, con grafías con fuertes similitudes con el arte rupestre.