En este momento las administraciones parecen haberse olvidado completamente de la existencia de un tranvía encerrado en cocheras, hasta hace unas semanas al menos contábamos con el enfrentamiento Junta-Ayuntamiento a propósito del arreglo de las deficiencias observadas y que podían impedir su normal funcionamiento, pero en este momento ya ni eso, además tampoco tiene sentido seguir dedicando partidas para tener a punto una infraestructura que ya todo hace indicar que no va a ser utilizada por lo menos en los dos próximos años, y después cualquiera sabe. El tranvía de Jaén ha pasado a convertirse por derecho propio en un ejemplo más de la irresponsabilidad de los políticos durante mucho tiempo en los que hacían y deshacían a su antojo, incluso cuando se trataba de gastos tan cuantiosos como los 120 millones de euros que ha costado dotar a Jaén de un sistema tranviario. ¿Y ahora qué hay que hacer? Si por algunos fuera las vías ya estarían enterradas, pero esto sería un grandioso despropósito y nuestra imagen quedaría más dañada de lo que ya lo está por esta desvergüenza. Aunque por distintos motivos ni Junta ni Ayuntamiento están por mover un dedo, la Junta no quiere saber nada siquiera por justificar el enorme gasto realizado y poner algo de cordura. El Ayuntamiento, como tampoco este es su tranvía, ha desistido de cualquier propósito, ya ni la licitación comprometida ni salir a la caza de empresas interesadas, ahora el alcalde quiere cumplir con su afirmación en VIVA JAÉN: “no me subiré al tranvía”. Dicho y hecho que para eso estamos en Jaén.