Termina un año complicado, sobre todo para miles de parados, y lo que se anuncia no es mejor, aunque Jaén tiene la obligación de avanzar en la dificultad
Durante el año 2013 la crisis también ha seguido haciendo mella en la ciudad, especialmente en cada vez más familias angustiadas por el paro, el cierre de establecimientos y otros problemas sociales. Sin duda el problema más grave que nos ha acompañado durante los últimos doce meses ha sido el del paro porque en la capital jienense se han superado todas las previsiones más pesimistas y no bajamos de los 13.000 desempleados. Ha sido un año difícil en el que ha habido que apretarse el cinturón, porque nadie es ajeno a la situación general que vive el país pero en provincias como la nuestra, que ya lo sufrían en tiempos mejores, es donde se nota todavía más este tiempo de especial dificultad. Las inversiones de las administraciones brillan por su ausencia, también los grandes proyectos se encuentran paralizados por falta de dinero, ni siquiera ha sido posible poner en marcha un tranvía cuyas llaves entregó el Ayuntamiento a la Junta hace seis meses y nada más se supo. La Universidad, la gran empresa a la que Jaén debe mimar porque es el futuro y la esperanza para sacar a esta tierra de donde está, también ha notado los efectos de la adversidad financiera. Por lo que respecta a la gestión municipal la ruina económica impide contemplar avances, por lo que la austeridad sigue siendo la hoja de ruta, con la espada de Damocles de una intervención, con el pago diario de casi 90.000 euros en intereses, con unos plenos broncos y poco edificantes, con escándalos como el de la dependencia y con la mirada puesta en la tabla salvadora del PGOU que puede generar al fin expectativas y confianza. Ojalá en 2014 todo esto cambie. Feliz Año.