Cuando se cumplen dos meses desde que se decretara el estado de alarma sanitaria por la pandemia por el Covid-19, las oficinas de farmacia y sus profesionales, también sanitarios, siguen en primera línea de trabajo.
“Ha sido un orgullo comprobar que el farmacéutico se ha convertido en un sanitario imprescindible, que ha dado lo mejor para colaborar en erradicar la pandemia, estando cerca de los pacientes en momentos complicados, manteniendo el trabajo con un nivel altísimo”, reconoce el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Jaén, Juan Pedro Rísquez, en declaraciones a VIVA.
Y es que, “la luz verde de la farmacia nunca se apagó, incluso cuando no quedaba nada”, recuerda, aludiendo a los primeros días de una crisis sanitaria “desconocida para todos”. Dice: “Los primeros días, ante la incertidumbre, fueron preocupantes. Las oficinas de farmacias sufrieron una avalancha de gente que acudió a ellas como establecimientos sanitarios. Hemos hecho una labor de información, enseñando medidas de higiene y distanciamiento social y potenciando el confinamiento. La mejor mascarilla es permanecer en casa”.
En los comienzos padecieron una “deficiencia importante” de equipos de protección individual y mascarillas. “Las farmacias reaccionaron con protocolos internos propuestos desde la organización colegial. Fueron rápidamente ejecutados en las farmacias, incluso antes del estado de alarma. La escasez de mascarillas se ha superado. Solicitamos la intervención de precios y se ha conseguido. También tiempo para el aprovisionamiento”, dice.
El contagio de la enfermedad ha alcanzado a siete profesionales de las oficinas de farmacia. La afectación también la han padecido farmacéuticos hospitalarios, de laboratorios de análisis clínicos y de centros de salud.
La adaptación del colectivo se ha traducido en la implantación de protocolos “muy importantes de cara a la prestación farmacéutica”, en una “coordinación y cooperación perfectas” entre la Consejería de Salud y el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF). Entre otros, la prolongación automática en la oficina de farmacia de dispensaciones de medicamentos crónicos que estaban caducados en la tarjeta sanitaria y que el farmacéutico ha podido dispensar sin que el paciente haya tenido que acudir a su centro de salud.
Han contabilizado la realización de más de 12.600 dispensaciones de medicamentos entregados a domicilio. “Ha permitido que los pacientes no salgan de su casa, ni acudan a la farmacia”, recuerda. Gracias a un proyecto de la Consejería de Salud, el CACOF y Bidafarma, junto al Servicio de Farmacia del Hospital de Jaén, se han puesto al alcance de pacientes más de 540 medicamentos. “Son más de 540 veces que se ha evitado que los pacientes vayan al hospital”, dice.
También ha sido “fundamental” el control de la dispensación del medicamento Dolquine, utilizado en el tratamiento del Covid-19, para evitar el desabastecimiento a los pacientes de lupus y artritis reumatoide (más de 950 dispensaciones). “Los protocolos han dado resultados magníficos. Es de lo que más orgulloso nos podemos sentir”, dice.
Otras acciones se han centrado en informar a los agentes de la Guardia Civil sobre las personas mayores y/o población más vulnerable que no esté asistiendo con la periodicidad programada a recoger los medicamentos prescritos.
"Trasladamos a la Guardia Civil los casos que detectamos, especialmente en localidades más aisladas y con menos población, de personas mayores que no estén asistiendo con periodicidad a recoger los medicamentos prescritos o incluso tengamos conocimiento de alguna incidencia sanitaria relacionada con las personas mayores", ha informado Rísquez.
En plena fase 1, señala que “una amplia población ha sido responsable”, pero “no conviene relajarse en las medidas de higiene y distanciamiento social ante una pandemia que sigue”. Dice: “Debemos seguir alerta. La farmacia seguirá siendo el centro de referencia”.