Cervecería Retiro, en la avenida de Europa, se ha convertido en el primer bar de Jerez cardioprotegido tras equiparse de un desfilbrilador externo y formar a su personal sobre su uso y todo el protocolo necesario. Desde la semana pasada este establecimiento avisa a su clientela de este servicio a través de cartelería y con el propio aparato colgado en una de sus paredes, junto al extintor, por si fuera necesario su uso urgente si algún comensal sufriera una parada respiratoria. “Dios quiera que nunca haya que utilizarlo, pero la clientela está muy contenta y nos ha felicitado estos días. Si antes venían con tranquilidad, ahora con esto estarán mucho mejor”, señala Francisco de la Cruz, gerente del local, que cuenta que cuando una empresa especializada acudió a ofrecerles el servicio, no se lo pensó.
Para De la Cruz, todo lo que afecte a la salud y al bienestar de su clientela está más que justificado, aunque ello suponga desembolsar unos 1.600 euros, que es la inversión realizada, la cual en tiempos de pandemia vale doble. “Es como un seguro de vida, es una inversión que hemos hecho nosotros, sin ninguna subvención de por medio, pero este aparato puede salvar vidas”, añade, sin explicarse que a estas alturas aún haya instalaciones deportivas que no cuenten con un desfilbrilador, cuya manipulación requiere además una formación específica que ha realizado el personal de sala y terraza.
Para ello, los 15 camareros asistieron a un curso durante cinco horas toda la mañana donde aprendieron nociones sobre su utilización y, lo más imporante, a no precipitarse y tener claro que una persona está sufriendo una parada. “Nos han hecho mucho hincapié en que si alguien cae desplomado al suelo o sufre un infarto sin perder la consciencia, mientras que llamamos al 061 comprobemos si reacciona y tiene pulso. Puede tratarse de una bajada de tensión. Con esto quiero decir -prosigue- que no se trata de aplicar una descarga ni utilizar el aparato a la ligera”. De hecho, una vez descartado que se trate de bajada de tensión, mareo u otra circunstancia, lo cual se realizará en cuestión de segundos, pues la diligencia es fundamental para que todo salga bien, el propio aparato irá dando los pasos para actuar y proceder a hacer la descarga.
No bajar la guardia
Por fortuna, hasta ahora nunca han tenido que intervenir por un episodio de infarto, aunque hace un par de meses tuvieron un pequeño susto cuando un cliente estuvo a punto de ahogarse por un trozo de carne. “Le hicimos la maniobra de Heimlich y lo expulsó, nos llevamos un buen susto”. Lo que sí tienen claro es que ahora pueden respirar un poco más tranquilos pero sin bajar la guardia y animan a los establecimientos hosteleros a que vayan sumándose. "Nos consta que ya hay alguno que está preguntando a raíz de ver nuestro caso en las redes", admite.
