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La pareja perfecta: Qué bien se vive en Nantucket... sólo si tienes dinero y te aceptan

Susanne Bier repite como gran animadora del thriller ambientado en la alta sociedad a base de talento, trampas y algo de mala leche

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Nantucket, como Montauk o Martha´s Vineyard es uno de los lugares exclusivos de veraneo de la costa este estadounidense. En Montauk se desarrollaba buena parte de la acción de The affair y en Nantucket lo hace ahora La pareja perfecta. Es importante señalarlo porque el escenario participa como un personaje o elemento fundamental en ambos casos, y de manera más que consciente en esta nueva producción de Netflix basada en el best seller de Elin Hilderbrand: una isla pequeña, una mansión de veraneo y un grupo de personas atrapadas en la misma como consecuencia de un crimen registrado en el transcurso de la celebración de una preboda.

Estamos ante un clásico caso de whodunit (quién lo hizo), aunque convertido en la excusa para dar forma a un relato circular que ofrece un retrato más o menos despiadado de cierta alta sociedad, o despiadado a secas, puesto que, más allá de los supuestos conflictos de clase que surgen entre la joven protagonista y su inminente familia política, los únicos personajes en apariencia sensatos y consecuentes son los encarnados por Donna Lynne Champlin y Michael Beach, los policías encargados de investigar el presunto asesinato.

Al frente de la miniserie se encuentra la danesa Susanne Bier, cuyo relevante trabajo como directora de Hermanos y Después de la boda le permitió dar el salto a Hollywood, donde ha dirigido Cosas que perdimos en el fuego y A ciegas.

El año pasado ya estuvo al frente de una más que interesante miniserie de HBO, The undoing, interpretada por Nicole Kidman, y repite ahora con ella ejerciendo como gran animadora del thriller televisivo a partir de otra familia de ricos en apuros, para lo que echa mano de su talento narrativo -la historia avanza a partir de meros detalles y pistas aportadas en favor del suspense, aunque de forma inteligente-, alguna que otra trampa argumental y algo de mala leche, consecuente con la hipocresía y el miserable comportamiento de buena parte de los invitados a la celebración, enfrentados a la sospecha que pesa sobre cada uno de ellos, en cuanto implicados en el crimen investigado, a la par que preocupados porque esa sospecha se extienda a su propia bajeza moral.

Junto a Kidman , un notable reparto en el que destacan Liev Schreiber, Eve Hewson -pronto no será necesario recordar que es la hija de Bono-, Dakota Fanning -sobresaliente en su perfil maquiavélico-, Meghann Fahy -ya destacaba en The white lotus 2- y una  Isabelle Adjani que parece rivalizar con Kidman en materia de cirujanos plásticos -imposible evitar el recuerdo de La muerte os sienta tan bien cuando coinciden en el mismo plano

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