—¿Cuál es la causa de su minusvalía?
—Por desgracia me caí un 15 de Agosto y en Algeciras me escayolaron malamente. Después vino mi peregrinación por diferentes hospitales y acabé en el Virgen del Rocío, donde estuve cuatro años y me dejaron la pierna rígida sin movimientos en la rodilla.
—¡Vaya!, no es el primer caso que conozco en Algeciras.
—Estuve liado de médicos veinte años desde que tenía catorce. Y ya no me metí en más operaciones porque lo pasé fatal. Después trabajé en verano y en navidades en Aucona durante unos seis años. Posteriormente me coloqué como agente de viajes y, al poco tiempo pasé como empresario en dos sociedades, pero las cosas a medias no salen nunca bien.
—¿Desde cuándo vende cupones de la ONCE?
—Llevo unos seis años y medio. Y para mí a los 51 años de edad comenzar a trabajar en la ONCE fue la salvación de mi vida. Hay formalidad en todos los aspectos y todo funciona a la perfección. La ONCE está haciendo una excelente labor con las personas ciegas y discapacitadas.
—La calle es muy dura, ¿cómo le ha ido como vendedor?
—La calle es bastante dura, pero como soy hijo de Algeciras me conoce mucha gente y sé tratar al público. Me considero un buen vendedor y tengo una clientela exquisita. Y como trabajo incluso los festivos, saben donde vendo y van a buscarme.
—¿Cuántos premios ha dado?
—En tan corto periodo de tiempo que llevo en la empresa, he dado gracias a Dios tres importantes premios. El primero lo di con la terminación 74 a los albañiles que se encontraban construyendo el Corte Inglés. Un segundo fue con la terminación 00 a unos amigos, a los que con ese premio les tapé algunos boquetitos. Y el tercero fue en la puerta del bingo Casablanca, un domingo que llegó de fuera un matrimonio y me pidieron el 44 de la máquina y los alivié muy bien.
—Manuel, dejé de leer el periódico caminando por las calles de Algeciras, cuando en cierta ocasión un ciudadano al ver que yo pisaba algo, le pidió a voces al cuponero que estaba por las inmediaciones, que le diera la mierda.
—Jajajaja. El 86 conocido popularmente como la mierda es como José Tomás en el toreo. Porque es el número más solicitado, ya que o una palomita, una pavana o un perrito es el que descarga lo suyo en la acera o encima de las personas.
—¿Otras terminaciones más solicitadas?
—El bajío que es la terminación 13 es muy solicitado. Hay muchos fieles también a la muerte que es la terminación 00. El niño que es el 03, así como el 17 que es el barco y otros muchos son números muy solicitados.
—¿Se sabe todo los nombres o motes de los números?
—Hay que saberlos porque hay personas que te dicen el nombre o apodo en vez del número. Pero en otros sitios como Alicante, Almería y Ceuta los motes son diferentes.
—Dígame un sitio en Algeciras donde no venda cupones, porque lo veo por todas partes: eventos culturales y artísticos, bingos, calles céntricas…
—Tengo que vender diariamente el papel asignado y he ido hasta a la puerta del cementerio en el Día de los Difuntos, pero la gente lo comprende, aunque ahora estoy fijo en la esquina de la Joyería Alejando en Emilio Castelar con José Santacana. Alejandro es muy buena gente y cada vez que llueve me pone el toldo de su tienda para que no me moje. En verano hace lo mismo para que me proteja del sol.
—¿Cómo se las apaña para superar las barreras arquitectónicas?
—Hay alguna dificultad, porque hay que mirar más al suelo que a la cara de las personas. Es lamentable y da pena ver esa avenida Fuerzas Armadas y esa Plaza de Abastos con esas losetas sueltas y con tantos charcos.
—¿Qué imán posee para que siempre esté rodeado de clientes?
—Aparte de ser muy conocido, es que el fútbol tiene mucha guasa. Porque aunque yo sea del Barça, se creen las criaturas del Madrid que me alegro de cómo van este año. ¡Qué vamos hacerles!, ya vendrán otros años mejores para ellos.
—Cuando lean esto le van a dar la grande. Jajajaja.
—Jajajaja. No, ¡qué va, qué va!, aquí hay mucha gracia, por lo tanto como soy del Barça, los del Real Madrid comprenden, que a mi me guste el fútbol de calidad. Jajajaja. Esto es así porque otras veces ellos se meten con nosotros, aunque cuando pierde el Barça me quedo ronco y pregono mudo. Pero como debo mucho, me esfuerzo más y gracias a Dios, al pueblo de Algeciras, al Barça y al Madrid, ese día vendo más y salgo adelante.
—Jajajaja, ¿nota la crisis económica?
—En estas navidades pasadas se notó bastante, porque antes volaban en los bares las medias listas de cupones y ahora está la cosa muy canina.
—¿Por qué llama usted a todo el mundo hermana o hermano?
—Porque como no me acuerdo del nombre de tanta gente que conozco, tomé la decisión de llamar a todo el mundo por hermana o hermano.
—Se dice que más vale ser hermano que primo, ¿usted ha hecho el primo alguna vez?
—Si que he hecho el primo alguna vez, pero bueno eso es debido a las circunstancias y al momento. ¡Qué le vamos a hacer!
—Con los compañeros, ¿cómo se lleva?
—En la ONCE existe un excelente compañerismo. Me llevo bien con todo el mundo, hasta con los del Real Madrid.
—Para finalizar, ¿cómo era aquella playa de El Rinconcillo de su infancia?
—-¡Hombree, José!, tú disfrutaste en la infancia de aquella playa de El Rinconcillo. Y es que, a pesar de la escasez de todo que había, llevábamos una vida muy sana. Me acuerdo que yo vivía detrás de la Venta Peña. Mi padre fue durante muchos años alcalde pedáneo de la barriada de El Rinconcillo, cuando se anegaba y había mucha pobreza. Hizo muchas cosas por esa barriada. Y en reconocimiento a su labor, la rotonda que hay frente al nuevo cuartel de la Policía Nacional lleva su nombre.