Lo avisaron, empezarían con acciones “suaves”, pero después de casi un mes de protestas diarias la plantilla de Colansa,  concesionario de Opel hasta hace escasas fechas, radicalizaron ayer sus acciones, con pintadas en los escaparates del establecimiento en la rotonda de Hipercor.  “Haupold con el pan de mis hijos no se juega. Me tienes que matar. Paga ya”, podía leerse de manera repetida en la fachada del concesionario. Son casi 40 y no pueden más. Tienen tres nóminas y dos pagas pendientes, y lo peor de todo es que no saben qué va a ocurrir con ellos. “No nos quieren dar las cartas de despido, ni indemnizarnos,  ni pagarnos la indemnización. Lo que quieren es que nos asfixiemos. Y tienen dinero porque acaban de abrir una multimarca”, critican. Hoy al mediodía hay una reunión decisiva con la empresa.