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Jerez

Cuando la espera merece la pena

Jerez vive uno de esos domingos de Ramos que sólo aparecen en sueños y versos de pregoneros

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Rara vez ha ocurrido en estos últimos años que los sueños de los cofrades y esos versos pregoneros que aluden al azahar, el sol y la primavera se materialicen en realidad. Este domingo sucedió. Este Domingo de Ramos de 2014 va a ser recordado durante mucho tiempo como un regalo del cielo a tantos años de desazón e incertidumbre. Porque fue despuntar el alba y salir el sol; porque fue llegar el mediodía y romper la primavera, en absoluta plenitud.


Así fue cómo acabó la cuenta atrás iniciada cuando expiraba el mes de marzo de 2013, cuando quien más y quien menos empezaba a sospechar de la existencia de una especie de conjura de los astros para echar por tierra la ilusión de los cofrades. Mereció la pena tanta espera, porque fue quizá mayor la recompensa.


Y todo ello a pesar de que el gozo se fue diluyendo como un azucarillo, con la celeridad propia de la arquitectura efímera en base a la que se levanta cada año la Semana Santa. Pero quizá sea ese el secreto que convierte en mágica a la jornada del Domingo de Ramos. En un intervalo de apenas dos horas, las cinco cofradías que integran la nómina del día se habían echado ya a la calle. La primera en hacerlo, poco después de las cuatro y media de la tarde, fue la Hermandad del Perdón, desde la ermita de Guía. El crucificado que tallara Francisco Pinto estrenó acompañamiento musical. Fue la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Sangre, de Sevilla, quien tuvo este privilegio. Sonó Réquiem, a la salida de la cruz de guía, en memoria de los difuntos. Después llegarían Cristo del Amor, Cachorro, La Dolorosa, Evocación... Toda una sinfonía de clasicismo para el Cristo del Perdón.


El palio de María Santísima del Perpetuo Socorro contó con el acompañamiento de la Banda de Música Virgen del Castillo, de Lebrija, que en Carpintería Baja dejó volar esas notas clásicas de Joaquín Turina bautizadas con el nombre de Margot. Manuel Jesús Tristán fue el encargado de dirigir el trabajo costalero de ambos pasos. Llamativa resultó la presencia de un nutrido grupo de nazarenos de la Hermandad de la Candelaria, sumados a la comitiva coincidiendo con el cincuentenario fundacional del Perdón.


A las cinco y cuarto de la tarde se abrieron las puertas de San José, procediendo la cruz de guía de los hermanos Buzón a abrirse paso entre los jerezanos que la aguardaban impacientes en el entorno de San Marcos. El paso de misterio de Cristo Rey en su Entrada Triunfal lució esta vez sí bajo el sol que merece tamaña escena. Magistral el trabajo de la cuadrilla de costaleros que comanda Martín Gómez, que esta vez contó con el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores de la Caridad y Amor.


Detrás de un río de nazarenos y de las representaciones de los distintos colegios de La Salle, la Virgen de la Estrella, la primera dolorosa en hacerse presente en la Carrera Oficial. Manuel Serrano estuvo al frente de la cuadrilla de costaleros. Detrás, la Banda Municipal de Música de Rota. Emotivo sin duda el momento de la llegada de la cruz de guía al palquillo esta vez instalado en la plaza Aladro: la niña Daniela Segura del Ojo, fue la encargada de pedir la venia para su cofradía.


La Hermandad del Transporte partió de la basílica de la Merced a las 17.25 horas, luciendo en plenitud en el tramo de su itinerario que le llevaría al centro, y especialmente en rincones como la propia calle Merced, Ancha, Ponce o Guadalete. El paso de misterio recuperó este año el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, en una tarde marcada por la reciente pérdida del padre de su capataz, Manuel Monje. La Banda de Música de la Soledad de Cantillana acompasó el caminar de Madre de Dios de la Misericordia, al frente de cuya cuadrilla estuvo Jaime Racero.


La Hermandad de la Coronación impregnó de clasicismo al barrio de San Pedro. Su tránsito por Bizcocheros y Antona de Dios constituyó uno de los grandes momentos del Domingo de Ramos. El misterio, comandado por Tomás Sampalo, estrenó el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz de Los Palacios, mientras que en el palio repitió la Banda de Música de Villalba del Alcor. Isaac Núñez estuvo al frente de la cuadrilla del paso de palio, que ayer evocó la figura del desaparecido Manuel González Manolín, uno de los históricos de la cofradía. María Santísima de la Paz en su Mayor Aflicción escuchó los sones de la marcha que Moisés Davia le dedicara hace 25 años. La Hermandad de las Angustias fue la encargada de cerrar la jornada, en el 40 aniversario de la creación de su cuadrilla de hermanos costaleros. Sobresaliente la puesta en escena de la cofradía en la calle, plena de sabor y hondura. Joaquín Bernal dirigió a los herederos del legado sentimental del recordado José Alfonso Reimóndez Lete. Costaleros por amor les llamaron entonces

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