La sección octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en el edificio de la avenida Álvaro Domecq, acogió ayer a puerta cerrada el juicio contra un varón acusado de un presunto delito de prostitución y corrupción de menores y otro de grooming (abuso de menores en internet). Los hechos, por los que el fiscal pide siete años de prisión, se remontan a 2012, cuando el acusado, valiéndose de su profesión relacionada con la informática, entró en contacto con un menor que entonces tenía 11 años “a través de medios electrónicos y de redes sociales”.
A partir de ahí, según relata el escrito de acusación del Ministerio Público al que ha tenido acceso este periódico, el procesado agregó al menor como contacto en Facebook, Tuenti y Twitter “para ganarse su confianza aprovechando sus debilidades y así lograr mantener contactos de naturaleza sexual con él, llegando a ofrecerle dinero a cambio”.
Todo ello se produjo a partir de “conversaciones” subidas de tono a través de estos medios, llegando a quedar y a verse con el menor personalmente en tres ocasiones, regalándole la primera vez que se vieron un móvil HTC al que el menor instaló una tarjeta de telefonía asociada a su móvil para hablar a través de conversaciones de voz, whatsApp y vídeo chat.
En todas esas conversaciones el imputado le propuso mantener relaciones sexuales detallándole en qué consistían y explicando lo que el menor no entendía, ofreciéndole una cantidad de dinero a cambio que variaba en función del tipo de relación sexual, el tiempo y su duración.