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“Si la crisis no cambió el modelo, habrá que hacerlo más productivo”

Publicado: 10/03/2017
El reelegido presidente de la CEC nos habla de empleo, de salarios, de la edad de jubilación, de economía sumergida, de las heridas de la crisis
Javier Sánchez Rojas afronta su segundo mandato al frente de la Confereración de Empresarios de Cádiz bajo el reto de contribuir al crecimiento del tejido empresarial en la provincia. El escenario es ya mucho más favorable, pero entiende asimismo que hay que seguir derribando complejos que han frenado hasta ahora el desarrollo económico.

Ha sido reelegido como presidente de la CEC con casi el 90% de los avales. ¿Con ganas?
—Estoy muy orgulloso con la reelección y me siento con ganas, así como desbordado por mis propias expectativas. Lo cierto es que cuando decidí presentarme a la reelección lo hice con la intención de partir de cero. No di por hecho que me tuvieran que votar. Fui llamando uno por uno a los vocales para darles a conocer mi planteamiento y he recibido mucho más apoyo del que uno puede esperar.

¿Cómo ve el último descenso del paro?
—Si miramos hacia atrás, los datos son incontestables. Llevamos 12 o 13 trimestres seguidos con caídas del desempleo. Antes sólo había destrucción de empleo y cierre de empresas, y ahora mismo hay un saldo neto de creación de empresas y hay creación de empleo, y eso es un cambio importante.

¿Las empresas empiezan a tener músculo para contratar?
—Contratan, pero no al ritmo o rapidez que nos gustaría. En la provincia sólo hay 269 empresas con más de 50 trabajadores. Todo lo demás son micropymes, y ahí es donde está creciendo el empleo, pero de manera desigual, porque la salida de la crisis está siendo desigual. Lo que no podemos es pedir a todos el mismo nivel de respuesta para crear empleo, porque buena parte del tejido económico de la provincia está aún sobreviviendo, casi la mitad diría yo.  

Retos para los próximos cuatro años.
—Hay una empresaria en Jerez, a la que admiro muchísimo, Pilar Pla, que me dijo hace siete u ocho años que de la crisis se sale con más sudor y menos lágrimas. Y es cierto, y yo lo que quiero es sudar, a esto se viene llorado. Ahora lo que tenemos que hacer es trabajar por una provincia más cohesionada, que salgamos hacia afuera con más coordinación, y dar más visibilidad a lo mucho y bueno que se hace en la provincia. Ese es uno de los retos, cohesionar el territorio. Hay que hacer más esfuerzos por acercarnos al Campo de Gibraltar. Uno de mis compromisos con el sector empresarial de la provincia es acercarme mucho más al Campo de Gibraltar, porque tiene un peso específico muy importante en la economía y además se encuentra en este momento en una encrucijada muy preocupante con el tema del Brexit, y no podemos permitir que en Gibraltar se viva con una de las rentas per cápita más altas del mundo, y eso conviva al otro lado de la verja con una tasa de paro del 40%.

Pide ser más combativo contra los que ponen palos en las ruedas...
—Me refiero muchas veces a nosotros mismos. Hemos perdido mucho tiempo en deteriorar al de al lado y en pegarnos tiros en el pie o meternos palos en las ruedas. A eso me refiero. Hay que perder los complejos, vendernos mejor como provincia. Parece que en este país sólo existe la playa de la Malvarrosa. Qué hacen ellos para venderla tan bien. Nuestra provincia no sólo es buena para descansar, para pasarlo bien, de vacaciones, y somos líderes con una planta hotelera envidiable, sino para más cosas.

Hablando de esa cohesión que reclama para la provincia, pedía políticos de altura, ¿no los tenemos?
—Yo hablo en genérico, no de nadie en particular. Y voy al hilo de la respuesta anterior, sobra catetería local y querer hacer de todo en el pueblo de uno. Hemos perdido mucho tiempo en meternos con el de al lado. Con eso hay que terminar, eso tuvo un ciclo, llevó a dividir todo por tres, y eso nos ha traído hasta aquí. No quiero cambiar ubicaciones, pero sí los planteamientos que son antieconómicos. Hay que unir, no dividir.

En cualquier mitin se precian de decir que hay que apoyar a las empresas porque son las ayudan a crear empleo, ¿ven mayor respaldo desde las administraciones?
—Lo que usted oye es hablar de creación de empleo, pero nadie dice quién. Hay que crear empleo y nadie dice dónde, una de las tragedias de los incentivos a las empresas es que no se hace en clave de empresa, porque nadie nos pregunta a los empresarios. La mayor creación de empleo en la provincia cuando estuvo en vigor el Plemca fue cuando terminó la vigencia, no durante la vigencia. No se contrata porque haya una ayuda, sino porque se necesita cubrir un puesto.

Los sindicatos piden la derogación de la reforma laboral, ¿usted retocaría algo?
—Tocaría la reforma laboral, porque se puede mejorar. Pero si se analizan fríamente los datos, ha sido un punto de inflexión para salvar a muchas empresas y mantener a sus empleados. 

Ha hablado del impacto negativo de la subida del Salario Mínimo Interprofesional...
—No me opongo al mismo, pero sí he hecho algunas reflexiones sobre ese impacto negativo, sobre todo porque viene de un gobierno que no para de pedir sacrificios para salir cuanto antes de la crisis y ahora nos pide un esfuerzo de un 8% sin diálogo social, cuando los crecimientos que se nos está pidiendo, y se apela a una moderación en las mesas de negociación colectiva, es del 1 o 1,5%. No parece muy lógico, o cuando menos es un poco llamativo. Como eso influye además en las cotizaciones sociales, las pone más caras y se sube el impuesto a la creación de empleo. Pues ahí tiene dos reflexiones sobre el impacto negativo.

¿Qué le parece la propuesta del Banco de España de subir la edad de jubilación?
—Todo tiene una conversación. Hay que recuperar mesas de diálogo y huir de los prejuicios, de lo políticamente correcto, que es una autocensura brutal en muchas ocasiones. Pero están pasando varias cosas al mismo tiempo, y una de ellas es que la edad media de la vida ha subido; creo que en eso podemos estar de acuerdo. Mi padre, por ejemplo, empezó a trabajar con 16 años, yo empecé con 25, mi hija ha empezado a hacerlo con 30, pero no sé si mi nieto lo hará con 35. Mi padre se jubiló con 65, puede que yo me tenga que jubilar con 70  y mi hija con 75 años. Además, la sociedad actual llega cada vez más tarde al empleo, porque vivimos más. ¿Cómo nos vamos a mantener si no ampliamos la edad de jubilación? Hay que tener en cuenta que con 70 años, para muchas actividades, no digo todas, pero para muchas se llega con muchas garantías. Gracias a dios estamos llegando hasta los 85 años de vida. Y esa ecuación admite una conversación.

¿Qué puede hacer la patronal para mejorar la situación económica?
—Muchas cosas, pero nunca solos. En cuatro años nos hemos abierto a lo que nos han preguntado y pedido. Estamos abiertos al diálogo permanente, a la crítica, a la autocrítica. Estamos orgullosos de abrir dos focos que para el ámbito empresarial son muy importantes: el formato de las convivencias para tomar la temperatura a centenares de empresas, y el de la noche de la empresa, porque hay que estar orgullosos de ser empresarios y de abrir la baraja todas las mañanas, y en eso vamos a perseverar para hacer un modelo más productivo.

No voy al adjetivo de modélico, sino al concepto de modelo. ¿Qué se puede hacer para reconducir la situación estructural que es una debilidad en sí misma en nuestra provincia?
—Intentar que haya más empresas, y eso se hace creando el campo de cultivo propicio para atraer a empresarios de dentro y de fuera de la provincia. El presidente de la CEA decía recientemente que la crisis en Andalucía no ha servido para cambiar el modelo productivo. Nadie se acuesta albañil y se levanta tecnólogo, o a la inversa. En los últimos siete u ocho años, salvo en el sector aeronáutico y el agroindustrial, apenas ha habido grandes cambios en nuestro modelo productivo. Si no lo hemos cambiado, habrá que hacer más productivo el modelo. Y eso se logra con empresas dispuestas a ganar en tamaño, a salir al exterior y contando con un caldo de cultivo para facilitar la llegada de empresas. No es de recibo lo que está ocurriendo con las licencias de apertura, en la que la burocracia ha terminado por asfixiar a la hora de emprender. No quiero alfombras rojas, pero tampoco obstáculos permanentes.

¿Trabaja la patronal en la línea de hacer frente al fraude y la corrupción?
—Faltaría más, pero es un tema serio y que se las trae, por la gravedad, pero no voy a rehuir la pregunta. Sobre la corrupción hay una cuestión que me preocupa mucho, y es una sensación que también tengo como ciudadano. Me preocupa que sólo se pueda meter en la cárcel a los alcaldes de la provincia de Cádiz, porque parecería que sólo en la provincia de Cádiz se cometen tropelías y que sólo hay corrupción en la provincia. No busco el mal de muchos, ni comparaciones para sentirme cómodo, pero creo que en la provincia no hay esa percepción de corrupción generalizada; es más, a mí no me lo dicen los empresarios en el día a día. Una manera de corrupción en la que somos líderes, con gran connivencia de todos los ciudadanos es la economía sumergida, eso es corrupción también. Por otro lado, también hay que preguntarse primero, cuando se habla de corrupción, es quién dispara primero. Corruptos son los dos, pero quién tiene más culpa el que pide o el que ofrece. Yo lo que sí sé es de casos concretos en la provincia en los que empresarios han acudido a denunciar a la policía.

Quiere impulsar un programa bajo el título de Confluencia de Talentos, ¿qué visión es la que tiene sobre la provincia de cara a saber afrontar retos como el de la digitalización?
—Con respecto a la digitalización creo que vamos tarde como país. Pero vamos más tarde las pymes. Cuando se habla de digitalización hay que hablar de móviles, de tablets, de sistemas de pago... Y ahí hay un reto, porque la empresa que se quede fuera lo va a pagar caro. Lo que queremos es que confluya el talento tanto propio como ajeno para darle visibilidad. En el entorno de Tarifa hay unos mil nómadas digitales, y eso hay que adaptarlo a nuestra realidad.

En el camino de la preparación del camino del cambio hay que ir de la mano de la universidad, y ustedes están activamente presentes en la UCA, ¿cómo debe ser esa sinergia y qué siente cuando escucha la palabra emprendimiento?
—A mí me da yuyu, porque es una especie de eufemismo tremendo. Es un anglicismo. Me lo explican y lo entiendo, pero es que en este país siempre hemos ido en contra de todo lo que se llama empresa. Con respecto a la universidad, creo que tenemos que mejorar más en entendernos y hablar en la misma frecuencia, porque generamos expresiones excluyentes. Las transferencias entre ambos hay que hacerlas más fácil. Que el conocimiento de las universidades se transforme de manera entendible para el román paladino de las empresas.

Una de cada tres empresas andaluzas, prefiere contratar a hombres que mujeres, y en la provincia de Cádiz estamos en el top en brecha salarial por sexos, 30% de diferencia.
—No lo comparto y no lo entiendo. En igualdad de condiciones, de antigüedad, de responsabilidad, de formación, no hay una brecha salarial tan amplia. Es un tema que tenemos que revisar las empresas, pero que tiene que ver también con el peso tan importante que está adquiriendo el sector servicios en la provincia y con el peso importante, reciente, de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Pero maximalismos ni los admito ni los comparto.


*Entrevista realizada en el espacio A Compás de Ondaluz TV, con la participación de Paco Perujo, Diego Boza y Roxana Sáez.

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