Rafa Verdú en una charla de amistad desgrana su biografía deportiva y personal desde sus comienzos en Cuatro Caminos hasta su encuentro con Jerez y con el Xerez CD tras haber debutado en el Real Madrid y haberse lesionado en Córdoba .
“Siempre me he considerado jerezano. Tú has nacido en Jerez, ¿verdad? pues ya somos paisanos. Ya soy oficialmente jerezano” comentaba un emocionadísimo Rafael Verdú Fernández tras hacerse oficial su nombramiento como Hijo Adoptivo de Jerez en un acto que se celebró el pasado jueves en el Cabildo Viejo de la ciudad.
Rafa Verdú, como todos le conocen en Jerez, nació en Madrid el 23 de diciembre de 1927. Desde muy temprana edad se vio atrapado por el fútbol. Los primeros pasos en este deporte los dio en el equipo de los Salesianos. Un año después, en la temporada 1944/45, fue fichado por el Cuatro Caminos, equipo de la Primera Regional y que, pocos años después, se convirtió en filial del Real Madrid. Allí permaneció dos temporadas en las que, anecdóticamente, cobró como sueldo “un par de zapatos un año y un traje, mi primer traje, al otro”. De ahí pasó al Plus Ultra, el actual Castilla y por aquel entonces ya filial del Real Madrid, en la temporada 1946/47 para jugar en Tercera División y ascendiendo tres campañas después a Segunda División. De ahí terminó firmando en el primer equipo “aunque me quería el Atlético pero me tiraba más el Real Madrid” cobrando “una prima de 50.000 pesetas al año” y debutando precisamente con un triunfo en casa del Fútbol Club Barcelona, en el campo de Les Corts, por un 2-3. En el equipo merengue tuvo como compañeros a gente como Miguel Muñoz, Molowny o Paiño, entre otros. Fue cedido al Córdoba “yo no quería salir. Yo ganaba 50.000 pesetas por temporada y les dije que si me daban 100 mil en una me iba. Pensé que no me iban a pagar eso, pero me lo pagaron”. Ahí pasó su primera prueba de fuego al tener “una grave rotura de peroné, cuando me estaba siguiendo el Español, pero le lesión lo frenó todo”.
Retornó al Plus Ultra, en Segunda, y en la campaña 53/54 llegó al Xerez, entonces Jerez CD, coincidiendo con el ascenso del equipo a Segunda “me llamó Ventura que estaba de entrenador, vieron que esta bien de la lesión y me firmaron. Estuve viviendo en la calle Escuelas y vino el Betis a ficharme, pero mi mujer y yo no nos queríamos mover de Jerez”. Estuvo hasta la temporada 56/57 que se marchó al Levante, igualmente en Segunda, donde permaneció dos años para retornar de nuevo a la que definitivamente sería su casa, a Jerez, para permanecer en el equipo xerecista, ya descendido a Tercera División, entonces no existía la Segunda B, hasta el año 61/62. “Cuando terminé en el Levante me fui a Madrid, donde tenía mi gente, pero me llamó Helio Huarte y me dijo que Pepe Valera, al que ya había tenido de entrenador, me quería. Me dijo que lo consultase y yo dije que no tenía nada que consultar, que me venía a Jerez. Mi padre, mi mujer querían venir a Jerez”. Una nueva y grave lesión de tibia y peroné ante el Ayamonte le hizo dejar la práctica del fútbol, pero no su amor a Jerez y al Xerez CD, entrenando posteriormente al primer equipo porque “había problemas de dinero, siempre los ha habido en el Xerez, y Pablo Porro me dijo que me hiciese cargo del equipo. Lo salvamos en Tercera y también estuve al año siguiente y después entrené a los juveniles”.
Y le llegó la hora de enfocar su futuro. Su madre murió en el año 1956 en unas navidades que vino a pasar con él a Jerez. “Se fue en ocho días y decidimos que la enterrábamos en Jerez. Compré la sepultura. Mi padre también está enterrado en Jerez. Se vino ya jubilado, y pasó los mejores años de su vida. También está enterrada en esa sepultura mi suegra, que también se vino a vivir con nosotros, y mi mujer que se fue hace cinco años y allí hay un hueco para mí, que no sé lo que voy a durar, porque el día 23 cumplo 91 años. Ya soy el más veterano de los veteranos del Real Madrid”.
Ya retirado del fútbol tenía que enfocar su vida y la quería enfocar en Jerez “que es lo más grande del mundo y lo digo con total sinceridad” y surgió la oportunidad gracias al fútbol ya que “un amigo mío, muy aficionado al fútbol me dijo que iban a salir puestos para la Sevillana de Electricidad. Yo solo sabía las cuatro reglas, la verdad, pero me presenté a las oposiciones. Las saqué adelante en Jerez y después en Sevilla y me hice con un puesto. Estuve 25 años, hasta que me jubilé. Entré de peón. Incluso me dijeron que había sido futbolista y como iba a ser peón y yo dije que lo que hiciese falta, que quería trabajar, comencé limpiando contadores, luego pasé a ser lector y me paseaba medio Jerez con un carrito para llegar a Los Amarillos a facturar los contadores para las pedanías. Fui ascendiendo y me dieron el puesto de reclamaciones y contrataciones como oficial primero de administración. Al principio estaba yo solo pero Jerez iba creciendo, cuando yo llegué la mitad de las barriadas de hoy no existían, y me pusieron una compañera en otra ventanilla, pero a mí me conocía la gente y si ella tenía dos yo tenía veinte, la gente quería despachar conmigo”.
Y tras la jubilación su paso por el Xerez Club Deportivo como consejero, en la época de Pedro Pacheco como alcalde; su nombramiento como presidente de honor del club, fue presidente de honor de la Federación de Peñas Xerecistas y preside la Asociación de Jugadores Veteranos de este equipo. Con el equipo en Primera fue reconocido por el Club de Amigos de Alfredo con una cena homenaje celebrada en La Atalaya, contándose en este acto con la presencia de familiares, amigos, representantes municipales, directivos del Xerez CD y del Real Madrid. Meses más tarde el Ayuntamiento de la ciudad le reconoció su trayectoria rotulando la antigua Avenida del Polo como Avenida de Rafa Verdú y ahora este jueves fue nombrado ya “jerezano”, como hijo adoptivo de una ciudad de la que está “totalmente enamorado y ella lo sabe y me lo ha reconocido más de lo que yo mismo pensaba. Este nombramiento es lo más grande que le puede pasar a una persona y me ha pasado a mí”.
Un nombramiento que le hace añorar “al Jerez que yo conocí, cuando la calle Larga era la carretera nacional, con el guardia municipal subido en un taburete en El Gallo Azul moviendo las manos para dirigir la circulación, el pescaito frito de Santiago...Lógicamente Jerez ha crecido mucho y ha mejorado muchísimo pero añoro esos años, porque vi disfrutar como nunca a mi padre, que tuvo que luchar muchísimo para sacarnos hacia adelante”.
De su “padre, de mi gente, de mi mujer que ya no está con nosotros, de mis amigos, de todos ellos me acordé cuando me dieron ese título de hijo adoptivo que no sé como agradecerlo. Es algo muy grande, que le tengo que agradecer a Jerez. Jerez me acogió y yo quise quedarme en Jerez y en Jerez están para siempre mis seres queridos”.
Y él sigue jerezaneando haciendo de paje real en Indoor Jerez. “Llevo ya cinco años. Ya sabes que si me piden algo,. como me pidieron ser concejal independiente, yo soy incapaz de decir que no”. Tanto que terminó siendo embargado por defender a ese Xerez Club Deportivo que le trajo en los años 50 y para siempre a Jerez.