Los vecinos de los bloques números 1 y 3 de la calle Cepa, en el Polígono San Benito, han perdido la cuenta ya de las caídas que han sufrido en la plaza peatonal que da acceso a ambos edificios, donde llevan años sorteando los socavones que se suceden en este punto. El problema es que estos hundimientos cada vez van a más y la edad de los residentes también, pues casi todos son personas mayores que ya tienen bastante con no tener ascensor en sus pisos como también para tener que esquivar los desniveles con los que cuenta el terreno.
Hace más de tres años que los vecinos vienen demandando en vano al Ayuntamiento el arreglo de esta plazoleta, que además por estas fechas suele ser el punto de encuentro de los vecinos cuando avanza la tarde para reunirse y bajarse un rato con sus nietos. Estos pequeños tampoco se libran de tropezar y precipitarse al suelo. Esta falta de respuesta sumada a la última caída de un anciano de 79 años, cuya familia dio aviso a la Policía Local y que afortunadamente quedó en un susto al amortiguar el golpe el taca-taca con el que se ayuda para andar, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Esta misma semana, el hijo de uno de estos vecinos afectados ha recogido firmas en ambos bloques y ha registrado un nuevo escrito en la Oficina de Atención al Ciudadano. En él dejan constancia de que la propia Policía Local constató in situ el “el lamentable estado del acerado de dicha plaza, efectuando informe con varias fotografías al respecto”.
Aunque son muchos los mayores que se han ido al suelo, la peor parte se la llevó hace tres años otra vecina, que sufrió una fractura del 5º Metatarso del pie izquierdo -tal y como consta en los informes clínicos a los que ha tenido acceso Viva Jerez- como consecuencia de haber pisado el borde de uno de los muchos socavones de este ‘punto negro’. Una lesión por la que llegó a reclamar por escrito al Ayuntamiento los daños y perjuicios como responsable patrimonial al ser competente directo del “mal estado de conservación del pavimento”, planteándose llevarlo a los juzgados. Finalmente descartó esta opción, aburrida por la ingente cantidad de documentación y de pasos que le reclamó la Administración local.
Los vecinos también llevan tiempo solicitando el arreglo y cerramiento de esta misma plazoleta con pilonas o bolas de hormigón para evitar que los vehículos pesados y de los vendedores ambulantes avancen hasta prácticamente la puerta de los bloques. Lo tienen claro: no piensan dejarlo.