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Miércoles 24/04/2024  

La Pasión no acaba

El compás del alma

Emi vive en su mundo y en el mío, con un pie en el planeta de los sueños y con otro en la orilla de un río que conoce y ama. La sonrisa de Emilio cuando pasa...

Publicado: 20/10/2021 ·
23:47
· Actualizado: 20/10/2021 · 23:47
  • Emi. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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Emi vive en su mundo y en el mío, con un pie en el planeta de los sueños y con otro en la orilla de un río que conoce y ama. La sonrisa de Emilio cuando pasa por el puente de Triana le delata. Conoce bien la brisa y el compás, el aire y el ritmo de los latidos del corazón del barrio. Es miembro de la batería de la Banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, uno más de un grupo de percusión que le quiere con locura. Y no es para menos.

No toca el tambor pero marca el tiempo, camina con sus compañeros y anima al colectivo. Su trabajo es tan necesario como el de cualquier miembro, pero a Emilio se le nota más el gozo. Él sabe percibir los sonidos más importantes, los que van dentro del pecho y que a veces no llegan a sonar al aire de unas calles por las que desfila con el calor de su padre (fiel escudero) abriendo el universo de la batería de Triana.

Emi, siempre sonriente porque se sabe querido, tiene dos remos. Se llaman Emilio y Beli y son ángeles. Son dos sonrisas permanentes, dos brillos de luz, dos saludables regalos que el cielo le puso delante a este joven músico que camina con firmeza porque Emilio y Beli se dejan la piel en cada hora del día por alguien al que adoran.  

Ahora mismo lo estoy viendo. Este fenómeno se sabe todas las marchas, las marca con la mirada y con esos movimientos que muestran el termómetro de su felicidad. Yo conozco su mundo, y es maravilloso. Emilio es feliz, lo sé, y no existe en el planeta algo más importante para él y para su paz interior que el estruendo de los tambores de sus compañeros. Ese sonido potente le calma, le produce sosiego. Es feliz entre tambores, al lado, delante y en el centro, pero rodeado de baquetas, parches y compás de las marchas que se sabe al dedillo, de memoria.

Me conmueve como Francys -el responsable de la batería- le abre su espacio en cuanto lo ve llegar. Lo hacen también todos sus compañeros cuando no está el jefe. Lo quieren, lo sienten suyo. Saben que Emi es un tambor más de Triana. Y el chaval también lo sabe y se porta como tal, con esa seriedad, esa elegancia, esa manera de ser y de andar que tiene la banda. Cuando Emi no camina por delante de la primera fila de tambores parece que falta algo. Y es él lo que falta, el músico que va marcando -quizá sin saberlo- el ritmo inocente de la marcha más hermosa de la vida.

Porque Emi es ejemplo de fidelidad, compromiso y esfuerzo, es un espejo delantero, el músico de la percusión que siempre llega el primero al destino.

Y aunque sus compañeros van toda la travesía mirándole la espalda, hoy le miramos a la cara, a esa hermosa sonrisa capaz de enamorar a cualquiera. Es Emi, nuestro Emi, el tambor sin palos que marca el compás del alma. 

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