Una librería es un refugio, un mundo nuevo, la aventura maravillosa de saberse tan insignificante en un universo gigante, inabarcable. Es una lección tan contundente que te recuerda a las claras que no eres nada, una gota de agua si acaso en el océano. Las calles de una librería son una autopista hacia la verdad más aplastante, hermosa y cruel. No hay tiempo en la vida para leer todo lo que queremos leer. Es una llamativa y hermosa mujer con los ojos así de grandes. Irresistible y también inalcanzable. Es un sueño, un olor, un mundo abierto de par en par, fresco siempre. Siempre huele a mañana recién nacida. Nunca es de noche.
Una librería es un hotel paradisíaco para hacer el amor con la cultura, una cena con velas, una puesta de sol, una playa para dos. Es un reducto de libertad, una escapada permanente, la ventana abierta que da al campo fugitivo y nocturno del campo de concentración de nuestras vidas, una madera amplia y seca que flota en el mar a la que llegamos nadando en el límite justo de nuestras fuerzas.
Una librería es un compendio de lágrimas, un millón de sonrisas encuadernadas, una historia de amor con planteamiento y nudo pero siempre ausente de desenlace. Es el espacio exacto en el que cabe todo el espacio, el infinito metido en cuatro paredes. Es un pecado mortal por el exceso de placer que produce. Contiene todas las letras y no encuentras las letras para describir lo que sientes en una cita con ella. Una librería es un amor platónico, idílico, verdadero, real y cierto. La puerta de una librería es el paso a nivel a la felicidad.
Una librería es una madre con todos los secretos en su vientre, un deseo incorregible, una fogata de tinta y papel, la hoguera de la gramática de tu corazón, el tesoro y el secreto, la clave de sol y el sol de todas las claves. Es el cielo en la tierra, la flor en el desierto, la planta fresca y verde que rompe el alquitrán de la acera para abrirse paso y mostrar al mundo su belleza.
Una librería es un punto de encuentro contigo mismo, al que llevas demasiado tiempo sin ver. Son las gafas mágicas de los ojos turbios. Es un foco en el callejón de la noche que jamás recibió la luz. Una librería es una necesidad del cuerpo y del alma. Y un médico. La librería cura, sana, incluso logra resucitar cuando la muerte ya te ha visitado las entrañas insondables de tu propia pena.
Una librería es un bien de primera necesidad, un negocio esencial en cuya trastienda se trafica con las premuras del alma. Hay veces que las urgencias no se curan en los boxes de un área hospitalaria...porque se curan manoseando los libros ordenados de los estantes de una librería.
